1ª lectura: Hechos 1,12-14;2,1-4
«Perseveraban en la oración
con María, la madre de Jesús»
Salmo: «Dichosos el hombre que piensa en la
sabiduría»
Evangelio: Juan 2,1-11
«Su madre dijo a los
sirvientes: “Haced lo que él diga”»
En aquel tiempo,
había una boda en Caná de Galilea y la madre de Jesús estaba allí; Jesús y
sus
discípulos estaban también invitados a la boda. Faltó el vino y la madre de
Jesús le dijo: «No les queda vino.» Jesús le contestó: «Mujer, déjame, todavía
no ha llegado mi hora.» Su madre dijo a los sirvientes: «Haced lo que él diga.»
Había allí colocadas seis tinajas de piedra, para las purificaciones de los
judíos, de unos cien litros cada una. Jesús les dijo: «Llenad las tinajas de
agua.» Y las llenaron hasta arriba. Entonces les mandó: «Sacad ahora, y
llevádselo al mayordomo.» Ellos se lo llevaron. El mayordomo probó el agua
convertida en vino sin saber de dónde venía (los sirvientes sí lo sabían, pues
habían sacado el agua), entonces llamó al novio y le dijo: «Todo el mundo pone
primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el peor; tú, en cambio, has
guardado el vino bueno hasta ahora.» Así, en Caná de Galilea, Jesús comenzó sus
signos, manifestó su gloria y creció la fe de sus discípulos en él.
“Acogemos y cumplimos la voluntad
de Dios, imitando la sencillez y disponibilidad, la entrega y la fidelidad de nuestra
Señora la Virgen María ‘siempre entera’. En nuestro apostolado con quienes
sufren, tratamos de reflejar su amor materno.” (Const 4c). La devoción a la
Virgen María se ha tenido siempre como la herencia más preciosa de nuestro
Fundador san Juan de Dios. El culto a la Señora como “Madre del buen Consejo”
fue concedido por el Papa Pío VI el 9 de junio de 1787, con la facultad de
celebrar la Misa y el Oficio de la Bienaventurada Virgen María, con el título
del “Buen consejo”. La petición la presentó el Superior General de la Orden,
Fr. Vicente María Salerno, a fin de “favorecer la piadosa devoción hacia la
Bienaventurada Virgen María que anima a los Hermanos de la Orden de san Juan de
Dios”. Fr. Juan Bautista Orsenigo, más conocido como “Fraile dentista” del
Hospital san Juan Calibita, en la Isla Tiberina de Roma, fue un infatigable
propagador de esta fiesta mariana y, en ocasión de la fundación del Hospital de
Neptuno lo dedicó a “María Madre del Buen Consejo” (1889), y se esforzó para
que el Papa León XIII introdujera este título en las Letanías de la Virgen
María. Esta Memoria nos invita a pedir al Señor el don de consejo que nos ayude
a conocer su voluntad y nos guíe en la práctica del apostolado #hospitalario.
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