martes, 22 de diciembre de 2015

Feliz Navidad

En este Año de la Misericordia, 
el Señor viene a recordarnos que su amor no tiene fin. 
Feliz Navidad
Feliz Año Nuevo 2016
y
Feliz Año de la Misericordia



lunes, 21 de diciembre de 2015

Antibióticos de la Misericordia, del Papa Francisco

El Papa Francisco ha tenido este lunes 21 de diciembre de 2015 su encuentro anual con la Curia Vaticana para intercambiar las felicitaciones de Navidad, en su discurso comentó que si bien el año pasado habló de las enfermedades curiales a las que está expuesta la Iglesia, y que debilitan el servicio a Cristo; este año quería presentar los “antibióticos curiales” en clave de misericordia.



1. Misionariedad y pastoralidad. La misionariedad es lo que hace y muestra a la curia fértil y fecunda; es prueba de la eficacia, la capacidad y la autenticidad de nuestro obrar. La pastoralidad sana es la búsqueda cotidiana de seguir al Buen Pastor que cuida de sus ovejas y da su vida para salvar la vida de los demás.

2. Idoneidad y sagacidad. La idoneidad necesita el esfuerzo personal de adquirir los requisitos necesarios y exigidos para realizar del mejor modo las propias tareas y actividades, con la inteligencia y la intuición. La sagacidad es la prontitud de mente para comprender y para afrontar las situaciones con sabiduría y creatividad.

3. Espiritualidad y humanidad. La espiritualidad es la columna vertebral de cualquier servicio en la Iglesia y en la vida cristiana. Esta alimenta todo nuestro obrar, lo corrige y lo protege de la fragilidad humana y de las tentaciones cotidianas. La humanidad es aquello que encarna la autenticidad de nuestra fe.

4. Ejemplaridad y fidelidad. Ejemplaridad para evitar los escándalos que hieren las almas y amenazan la credibilidad de nuestro testimonio. Fidelidad a nuestra consagración, a nuestra vocación.

5. Racionalidad y amabilidad. La racionalidad sirve para evitar los excesos emotivos, y la amabilidad para evitar los excesos de la burocracia, las programaciones y las planificaciones.

6. Inocuidad y determinación. La inocuidad, que hace cautos en el juicio, capaces de abstenernos de acciones impulsivas y apresuradas, es la capacidad de sacar lo mejor de nosotros mismos, de los demás y de las situaciones, actuando con atención y comprensión. La determinación es la capacidad de actuar con voluntad decidida, visión clara y obediencia a Dios, y sólo por la suprema ley de la salus animarum.

7. Caridad y verdad. Dos virtudes inseparables de la existencia cristiana: «realizar la verdad en la caridad y vivir la caridad en la verdad»

8. Honestidad y madurez. La honestidad es la rectitud, la coherencia y el actuar con sinceridad absoluta con nosotros mismos y con Dios. La madurez es el esfuerzo para alcanzar una armonía entre nuestras capacidades físicas, psíquicas y espirituales.

9. Respetuosidad y humildad. La respetuosidad es una cualidad de las almas nobles y delicadas; de las personas que tratan siempre de demostrar respeto auténtico a los demás, al propio cometido, a los superiores y a los subordinados, a los legajos, a los documentos, al secreto y a la discreción; es la capacidad de saber escuchar atentamente y hablar educadamente. La humildad, en cambio, es la virtud de los santos y de las personas llenas de Dios, que cuanto más crecen en importancia, más aumenta en ellas la conciencia de su nulidad y de no poder hacer nada sin la gracia de Dios.

10. Dadivosidad y atención. Seremos mucho más dadivosos de alma y más generosos en dar, cuanta más confianza tengamos en Dios y en su providencia, conscientes de que cuanto más damos, más recibimos. En realidad, sería inútil abrir todas las puertas santas de todas las basílicas del mundo si la puerta de nuestro corazón permanece cerrada al amor, si nuestras manos no son capaces de dar, si nuestras casas se cierran a la hospitalidad y nuestras iglesias a la acogida. La atención consiste en cuidar los detalles y ofrecer lo mejor de nosotros mismos, y también en no bajar nunca la guardia sobre nuestros vicios y carencias.

11. Impavidez y prontitud. Ser impávido significa no dejarse intimidar por las dificultades; significa ser capaz de dar el primer paso sin titubeos. La prontitud, en cambio, consiste en saber actuar con libertad y agilidad, sin apegarse a las efímeras cosas materiales.

12. Atendibilidad y sobriedad. El atendible es quien sabe mantener los compromisos con seriedad y fiabilidad cuando se cumplen, pero sobre todo cuando se encuentra solo; es aquel que irradia a su alrededor una sensación de tranquilidad, porque nunca traiciona la confianza que se ha puesto en él. La sobriedad —la última virtud de esta lista, aunque no por importancia— es la capacidad de renunciar a lo superfluo y resistir a la lógica consumista dominante. La sobriedad es prudencia, sencillez, esencialidad, equilibrio y moderación. La sobriedad es mirar el mundo con los ojos de Dios y con la mirada de los pobres y desde la parte de los pobres.

Para entender los 12 elementos de la lista, el Papa invitó a leer una bella oración, comúnmente atribuida al beato Oscar Arnulfo Romero, pero que fue pronunciada por primera vez por el cardenal John Dearden.

De vez en cuando, dar un paso atrás nos ayuda
a tomar una perspectiva mejor.
El Reino no sólo está más allá de nuestros esfuerzos,
sino incluso más allá de nuestra visión.
Durante nuestra vida, sólo realizamos una minúscula parte
de esa magnífica empresa que es la obra de Dios.
Nada de lo que hacemos está acabado,
lo que significa que el Reino está siempre ante nosotros.
Ninguna declaración dice todo lo que podría decirse.
Ninguna oración puede expresar plenamente nuestra fe.
Ninguna confesión trae la perfección,
ninguna visita pastoral trae la integridad.
Ningún programa realiza la misión de la Iglesia.
En ningún esquema de metas y objetivos se incluye todo.
Esto es lo que intentamos hacer:
plantamos semillas que un día crecerán;
regamos semillas ya plantadas,
sabiendo que son promesa de futuro.
Sentamos bases que necesitarán un mayor desarrollo.
Los efectos de la levadura que proporcionamos
van más allá de nuestras posibilidades.
No podemos hacerlo todo y, al darnos cuenta de ello,
sentimos una cierta liberación.
Ella nos capacita a hacer algo, y a hacerlo muy bien.
Puede que sea incompleto, pero es un principio,
un paso en el camino,
una ocasión para que entre la gracia del Señor y haga el resto.
Es posible que no veamos nunca los resultados finales,
pero esa es la diferencia entre el jefe de obras y el albañil.
Somos albañiles, no jefes de obra, ministros, no el Mesías.
Somos profetas de un futuro que no es nuestro.


miércoles, 16 de diciembre de 2015

Navidad: Acoger a Dios


Ya cerca de la Navidad, comparto con vosotros la dinámica de Navidad que se ha preparado para el área de geriatría del centro San Juan de Dios de Ciempozuelos. Espero que os resulte útil:

domingo, 29 de noviembre de 2015

Cómo podemos ser misericordiosos



Ayer iniciábamos el tiempo de Adviento con una vigilia en la parroquia, Santísima Trinidad, a la que estuvimos todos invitados a prepararnos espiritualmente para vivir este tiempo litúrgico con más intensidad. Y nos hemos traído para nuestra vida algunas pistas que nos pueden ayudar a ser misericordiosos, las comparto con vosotros.

Mirando al prójimo con el corazón conmovido.
Iluminando la vida de quien te necesita.
Sirviendo sin esperar agradecimiento.
Escuchando lo que no dice el que sufre.
Recogiendo lo que nuestro mundo desprecia.
Infundiendo esperanza al desheredado.
Compartiendo nuestros talentos y bienes.
Orando al Padre en lo secreto.
Reflejando el amor de Dios.
Dando oportunidades a quien las perdió.
Imitando al buen samaritano.
Amando como Dios nos ama.

Adviento 2015: Abre tu corazón y acógelo




Aquí os dejo la dinámica de Adviento que se va a utilizar en el área de geriatría del centro San Juan de Dios de Ciempozuelos. Espero que os resulte útil:



martes, 27 de octubre de 2015

SAER (Servicio de Atención Espiritual y Religiosa) en Córdoba

Este vídeo es un ejemplo de cómo trabajan los equipos del SAER (Servicio de atención espiritual y religiosa) en los centros de la Orden Hospitalaria San Juan de Dios, en este caso, se trata de la casa de Córdoba. 
Se trataría de curar no sólo el cuerpo, sino también el alma. De hecho, una de las cosas que nos diferencia del resto es precisamente el trabajo de nuestra Pastoral y la Acogida al Paciente. Es una acción Pastoral que va más allá del enfermo, llegando también a los familiares y a los compañeros.


Video enviado por nuestro compañeros del Hospital San Juan de Dios Córdoba.

sábado, 24 de octubre de 2015

Un reconocimiento a la HOSPITALIDAD


El 23 de octubre, la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios ha recogido el premio Princesa de Asturias de la Concordia 2015. 

Un momento emotivo, de alegría, por el reconocimiento a la Hospitalidad; por estos cinco siglos siguiendo las huellas de San Juan de Dios en el servicio y asistencia a los pobres y a los enfermos, a todos los que se van cruzando en el camino de la Institución, haciendo vida el evangelio de la misericordia.


¡Enhorabuena a la Familia Hospitalaria de San Juan de Dios!


Orden Hospitalaria San Juan de Dios,
Premio Princesa de Asturias de la Concordia 2015.
Un reconocimiento a la Hospitalidad.

"reconocimiento a una ejemplar labor asistencial desarrollada a lo largo de cinco siglos, que en más de 50 países, se centra en cuestiones tan sensibles como la epidemia del ébola, las crisis migratorias y, en general, la protección de las personas más desfavorecidas y en riesgo de exclusión"

lunes, 19 de octubre de 2015

Actitudes para trabajar el Año de la Misericordia


Suele pasarnos, que en ocasiones no sabemos cómo empezar a trabajar un tema; pues para trabajar el Año de la Misericordia, o Jubileo de la Misericordia, además de las parábolas que os podéis encontrar en la 'Dinámica para el año de la Misericordia. Curso 2015-2016' me he encontrado en Internet con unas imágenes que nos pueden servir como introducción para trabajar cada actitud (acoger, sanar, perdonar, amar, anunciar, vivir) de nuestra dinámica. Aquí os dejo la presentación por si os resulta útil, Aprovecho en agradecer al dibujante por estas imágenes y el mensaje que transmiten:


Red de Centros de San Juan de Dios

domingo, 18 de octubre de 2015

Enfermos curados en la Biblia

Compartimos con vosotros algunos textos bíblicos sobre las curaciones que realizó Jesús; en la Pastoral de la Salud nos puede resultar muy útil:


Envío de Catequistas

Hoy ha sido un día especial en nuestro de Centro San Juan de Dios de Ciempozuelos, en este día del DOMUND, caminamos hacia el servicio, a ser misioneros de la misericordia, es decir, a salir al encuentro de todos para mostrarles al Dios cercano, providente y santo, y es a eso a lo que han sido enviados hoy nuestro catequistas, a acompañar con amor y paciencia el crecimiento integral de los residentes, compartiendo su día a día, desde el ser misericordiosos como el Padre.

¡¡ÁNIMO Y A LLEVAR A CABO ESTA BONITA LABOR DE EVANGELIZACIÓN!!


Aquí os damos la celebración, por si os resulta útil:


Comunicado final del Simposium sobre Pastoral Hospitalaria


Al terminar el Simposium de Pastoral Hospitalaria, los participantes queremos comunicar lo que hemos visto y sentido en este encuentro a nuestras Iglesias locales, a los enfermos y sus familias, a los profesionales sanitarios, a los agentes de pastoral de la salud en los hospitales y en las parroquias y a toda la sociedad.

Hemos experimentado la presencia de Cristo en medio de nosotros, la fuerza sanante y salvadora de su vida, de su muerte y resurrección, y de los valores del Reino que él anunció sanando.

Hemos contemplado las luces y las sombras de los Servicios de Asistencia Religiosa Católica en los hospitales, sus dificultades y las grandes oportunidades de colaborar con el resto de los Servicios en la atención integral a los enfermos.

Nos sentimos llamados y enviados al hospital para ser "sacramentos vivos" del Señor y de su Iglesia, que pasa hoy junto a los enfermos, las familias y personal sanitario, mostrando la ternura y la misericordia de Dios a través de nuestra persona, nuestros gestos y palabras, aliviando dolores, consolando penas, compartiendo alegrías, avivando la fe, celebrando los sacramentos, orando con y por los enfermos, acompañándolos en el proceso de la enfermedad o de su muerte como paso a la Vida...

Somos conscientes de que esta misión hemos de realizarla, fijos los ojos en el Señor y dejándonos guiar por su Espíritu, en comunión y corresponsablemente los presbíteros, religiosos y laicos que formamos parte de los Servicios Religiosos.

La misión en el hospital nos enriquece y nos ayuda a crecer y madurar, nos exige formarnos, trabajar en equipo, de manera organizada e integrada en el hospital y en comunicación con las parroquias. Hemos de ser creativos, audaces, sabiendo que el camino es largo. Pero estar en el hospital nos desgasta y puede quemarnos; por ello necesitamos, además de la gracia del Señor, el apoyo y la ayuda de nuestros pastores y de nuestras comunidades.

El Simposio ha sido un encuentro fraternal y gozoso, de trabajo y oración, en el que hemos escuchado las aportaciones de las diócesis en los últimos años, las reflexiones de los ponentes, las experiencias de algunos Servicios Religiosos, lo que esperan de nosotros los enfermos, familiares y el personal del hospital.

Los participantes hemos aprobado algunas propuestas de futuro que compartimos con vosotros:

  • Formación: diseño de un plan de formación básica que capacite a toda persona que vaya a trabajar en un SARCH; e introducción de la pastoral de la salud en los planes de formación de los seminarios.
  • Revisar los acuerdos entre las provincias eclesiásticas y las comunidades autónomas para ver en qué situación están.
  • Trabajar en equipo dentro de los SARCH. Coordinación de carismas y tareas; con Planificación y evaluación (en el hospital y a nivel diocesano).
  • Luchar por el reconocimiento del SARCH en el hospital: Darnos a conocer. Cumplir con nuestro compromiso de presencia en el hospital. "Profesionalizar nuestra tarea, no nuestra misión". Incorporación en los Comités de Ética Asistencial.
  • Acompañamiento personal y pastoral a los capellanes y personas idóneas que se incorporen al SARCH. Cuidar el aspecto vocacional.
  • Estudio de implantación de programas informáticos que faciliten un registro del trabajo y ayuden a cumplir la Ley de protección de datos.
  • Elaborar un modelo común de memoria y planificación del SARCH.
  • Propiciar encuentros diocesanos e interdiocesanos (SIPs) de Servicios religiosos hospitalarios.
  • Acción pastoral con los profesionales del hospital. Conocer y dar a conocer ProSaC.
  • Buscar cauces para potenciar la relación entre la pastoral hospitalaria y las parroquias.
  • Promover el reconocimiento de la PS dentro de las Diócesis, incluir en los planes diocesanos y catequesis. Que las Delegaciones coordinen, estimulen y animen.


Agradecemos la presencia del Secretario del Pontificio Consejo para la Pastoral de la Salud y de los obispos que nos han acompañado. Agradecemos, también, el apoyo de quienes nos han acompañado con su oración.

 El Escorial, 15 de octubre de 2015
Festividad de Santa Teresa



sábado, 17 de octubre de 2015

Duelo en oncología

El Duelo es un concepto clave. Está presente en el paciente y en su entorno a veces desde el mismo diagnóstico. El duelo es también un concepto esquivo en una realidad compleja cuyo proceso no siempre es visible. Muchas veces se sumerge y queda latente, para aflorar cuando el proceso no va bien. Y es casi inevitable cuando el final irreversible se acerca. Por último, cuando se consolida la pérdida del ser querido, el duelo se injerta en el luto, para mostrar en toda su magnitud la aflicción, la pena y el pesar que toda pérdida nos produce irremediablemente, aunque a veces las circunstancias hacen que se demore su aparición en un plazo indefinido de semanas.


'Duelo en oncología', es un buen material para la formación en el adecuado abordaje del duelo en todas sus formas. Puedes leer y/o descargar el documento pinchando sobre la imagen.

jueves, 15 de octubre de 2015

Nada te turbe

Con este hermoso poema de Santa Teresa de Jesús deseo felicitar a todas las Teresas, y decir adiós al Año Jubilar Teresiano, así llegamos hoy a la clausura del V centenario del nacimiento de Santa Teresa. Que empecemos a ver los frutos: servir y orar para sanar.


Nada te turbe, nada te espante, todo se pasa,
Dios no se muda, la paciencia todo lo alcanza; 
quien a Dios tiene nada le falta: sólo Dios basta.
Eleva el pensamiento, al cielo sube, 
por nada te acongojes, nada te turbe.
A Jesucristo sigue con pecho grande,
y, venga lo que venga, nada te espante.
¿Ves la gloria del mundo? es gloria vana; 
nada tiene de estable, todo se pasa.
Aspira a lo celeste, que siempre dura;


fiel y rico en promesas, Dios no se muda.
Ámala cual merece bondad inmensa; 
pero no hay amor fino sin la paciencia.
Confianza y fe viva mantenga el alma,
que quien cree y espera todo lo alcanza.
Del infierno acosado aunque se viere,
burlará sus furores quien a Dios tiene.
Vénganle desamparos, cruces, desgracias; 
siendo Dios su tesoro, nada le falta.
Id, pues, bienes del mundo; id, dichas vanas; 
aunque todo lo pierda, sólo Dios basta.

Santa Teresa de Jesús

domingo, 11 de octubre de 2015

DOMUND 2015. Misioneros de la Misericordia

El Domingo 18 de octubre celebraremos el DOMUND, o domingo mundial de las misiones. Compartimos con vosotros esta catequesis para trabajar el Domund, con el mensaje del Papa Francisco incluido.

Que con nuestras ofrendas (oraciones, donativos,...) sigamos mostrando que el verdadero amor es medio para que Dios sea más conocido y amado, y llegue a todos los lugares. Seamos generosos pensando en nuestros misioneros repartidos por todo el mundo, dando incluso la propia vida por los hermanos más necesitados.


miércoles, 7 de octubre de 2015

Jesús, rostro de la Misericordia

Carta Pastoral del Arzobispo de Madrid, Mons. Carlos Osoro Sierra: 'Jesús, rostro de la Misericordia camina y conversa con nosotros en Madrid. Me parece un documento muy interesante que te puedes descargar pinchando en la imagen:

 Carta Pastoral del Arzobispo de Madrid

miércoles, 16 de septiembre de 2015

Jornada Mundial del enfermo 2016

MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO
PARA LA XXIV JORNADA MUNDIAL DEL ENFERMO 2016

Confiar en Jesús misericordioso como María:
“Haced lo que Él os diga” (Jn 2,5)

Queridos hermanos y hermanas:

La XXIV Jornada Mundial del Enfermo me ofrece la oportunidad para estar especialmente cerca de vosotras, queridas personas enfermas, y de los que se ocupan de vosotras.

Debido a que este año, dicha jornada será celebrada de manera solemne en Tierra Santa, propongo meditar la narración evangélica de las bodas de Caná (Jn 2,1-11), en las que Jesús hizo su primer milagro gracias a la intervención de su Madre. El tema elegido - Confiar en Jesús misericordioso como María: “Haced lo que Él os diga” (Jn 2,5) se inscribe muy bien en el marco del Jubileo extraordinario de la Misericordia. La Celebración eucarística central de la Jornada tendrá lugar el 11 de febrero de 2016, memoria litúrgica de la Beata Virgen María de Lourdes, precisamente en Nazaret, donde «la Palabra se hizo carne, y puso su Morada entre nosotros» (Jn 1,14). Jesús inicio allí su Misión salvífica, asumiendo para sí las palabras del profeta Isaías, como nos refiere el evangelista Lucas: «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido. Me ha enviado a anunciar a los pobres la Buena Nueva, a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos; para dar la libertad a los oprimidos y proclamar el año de gracia del Señor» (4,18-19).

La enfermedad, especialmente aquella grave, pone siempre en crisis la existencia humana y trae consigo interrogantes que excavan en lo íntimo. El primer momento a veces puede ser de rebelión: ¿Por qué me ha sucedido justo a mí? Se puede entrar en desesperación, pensar que todo está perdido y que ya nada tiene sentido…

En estas situaciones, por un lado la fe en Dios es puesta a la prueba, pero al mismo tiempo revela toda su potencialidad positiva. No porque la fe haga desaparecer la enfermedad, el dolor, o los interrogantes que derivan de ello; sino porque ofrece una clave con la cual podemos descubrir el sentido más profundo de lo que estamos viviendo; una clave que nos ayuda a ver de que modo la enfermedad puede ser el camino para llegar a una cercanía más estrecha con Jesús, que camina a nuestro lado, cargando la Cruz. Y esta clave nos la proporciona su Madre, María, experta de este camino.

En las bodas de Caná, María es la mujer atenta que se da cuenta de un problema muy importante para los esposos: se ha acabado el vino, símbolo del gozo de la fiesta. María descubre la dificultad, en cierto sentido la hace suya y, con discreción, actúa rápidamente. No se limita a mirar, y menos aún se detiene a hacer juicios, sino que se dirige a Jesús y le presenta el problema tal cual es: «No tienen vino» (Jn 2,3). Y cuando Jesús le hace presente que aún no ha llegado el momento para que Él se revele (cfr v. 4), dice a los sirvientes: «Haced lo que Él os diga» (v. 5). Entonces Jesús realiza el milagro, transformando una gran cantidad de agua en vino, en un vino que aparece de inmediato como el mejor de toda la fiesta. ¿Qué enseñanza podemos obtener del misterio de las bodas de Caná para la Jornada Mundial del Enfermo?

El banquete de bodas de Caná es un icono de la Iglesia: en el centro está Jesús misericordioso que realiza la señal; a su alrededor están los discípulos, las primicias de la nueva comunidad; y cerca a Jesús y a sus discípulos, está María, Madre previdente y orante. María participa en el gozo de la gente común y contribuye a aumentarla; intercede ante su Hijo por el bien de los esposos y de todos los invitados. Y Jesús no rechazó la petición de su Madre. ¡Cuánta esperanza en este acontecimiento para todos nosotros! Tenemos una Madre que tiene sus ojos atentos y buenos, como su Hijo; su corazón materno está lleno de misericordia, como Él; las manos que quieren ayudar, como las manos de Jesús que partían el pan para quien estaba con hambre, que tocaban a los enfermos y les curaba. Esto nos llena de confianza y hace que nos abramos a la gracia y a la misericordia de Cristo. La intercesión de María nos hace experimentar la consolación por la cual el apóstol Pablo bendice a Dios: «¡Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de las misericordias y Dios de toda consolación, que nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para poder nosotros consolar a los que están en toda tribulación, mediante el consuelo con que nosotros somos consolados por Dios! Pues así como abundan en nosotros los sufrimientos de Cristo, igualmente abunda también por Cristo nuestra consolación» (2 Co 1,3-5). María es la Madre “consolada” que consuela a sus hijos.

En Caná se perfilan los rasgos característicos de Jesús y de su misión: Él es Aquel que socorre al que está en dificultad y en la necesidad. En efecto, en su ministerio mesiánico curará a muchos de sus enfermedades, malestares y malos espíritus, donará la vista a los ciegos, hará caminar a los cojos, restituirá la salud y la dignidad a los leprosos, resucitará a los muertos, a los pobres anunciará la buena nueva (cfr Lc 7,21-22). La petición de María, durante el banquete nupcial, sugerida por el Espíritu Santo a su corazón materno, hizo surgir no sólo el poder mesiánico de Jesús, sino también su misericordia.

En la solicitud de María se refleja la ternura de Dios. Y esa misma ternura se hace presente en la vida de muchas personas que se encuentran al lado de los enfermos y saben captar sus necesidades, aún las más imperceptibles, porque miran con ojos llenos de amor. ¡Cuántas veces una madre a la cabecera de su hijo enfermo, o un hijo que se ocupa de su padre anciano, o un nieto que está cerca del abuelo o de la abuela, pone su invocación en las manos de la Virgen! Para nuestros seres queridos que sufren debido a la enfermedad pedimos en primer lugar la salud; Jesús mismo manifestó la presencia del Reino de Dios precisamente a través de las curaciones: «Id y contad a Juan lo que oís y lo que veis: Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen y los muertos resucitan» (Mt 11,4-5). Pero el amor animado por la fe hace que pidamos para ellos algo más grande que la salud física: pedimos una paz, una serenidad de la vida que parte del corazón y que es don de Dios, fruto del Espíritu Santo que el Padre no niega nunca a los que le piden con confianza.

En la escena de Caná, además de Jesús y de su Madre, están los que son llamados los “sirvientes”, que reciben de Ella esta indicación: «Haced lo que Él os diga» (Jn 2,5). Naturalmente el milagro tiene lugar por obra de Cristo; sin embargo, Él quiere servirse de la ayuda humana para realizar el prodigio. Habría podido hacer aparecer directamente el vino en las tinajas. Pero quiere contar con la colaboración humana, y pide a los sirvientes que las llenen de agua. ¡Cómo es precioso y   agradable a Dios ser servidores de los demás! Esto más que otras cosas nos hace semejantes a Jesús, el cual «no ha venido para ser servido sino a servir» (Mc 10,45). Estos personajes anónimos del Evangelio nos enseñan mucho. No sólo obedecen, sino que obedecen generosamente: llenaron las tinajas hasta el borde (cfr Jn 2,7). Se fían de la Madre, y de inmediato hacen bien lo que se les pide, sin lamentarse, sin hacer cálculos.

En esta Jornada Mundial del Enfermo podemos pedir a Jesús misericordioso, a través de la intercesión de María, Madre suya y nuestra, que conceda a todos nosotros esta disponibilidad al servicio de los necesitados, y concretamente de nuestros hermanos y de nuestras hermanas enfermas. A veces este servicio puede resultar fatigoso, pesado, pero estamos seguros que el Señor no dejará de transformar nuestro esfuerzo humano en algo divino. También nosotros podemos ser manos, brazos, corazones que ayudan a Dios a realizar sus prodigios, con frecuencia escondidos. También nosotros, sanos o enfermos, podemos ofrecer nuestras fatigas y sufrimientos como el agua que llenó las tinajas en las bodas de Caná y fue transformada en el vino más bueno. Con la ayuda discreta a quien sufre, tal como en la enfermedad, se toma en los propios hombros la cruz de cada día y se sigue al Maestro (cfr Lc 9,23); y aunque el encuentro con el sufrimiento será siempre un misterio, Jesús nos ayudará a revelar su sentido.

Si sabremos seguir la voz de Aquella que dice también a nosotros: «Haced lo que Él os diga», Jesús transformará siempre el agua de nuestra vida en vino apreciado. Así esta Jornada Mundial del Enfermo, celebrada solemnemente en Tierra Santa, ayudará a realizar el augurio que he manifestado en la Bula de convocación del Jubileo Extraordinario de la Misericordia: «Este Año Jubilar vivido en la misericordia pueda favorecer el encuentro con el Hebraísmo, con el Islam y con las demás religiones y con las otras nobles tradiciones religiosas; nos haga más abiertos al diálogo para conocernos y comprendernos mejor; elimine toda forma de cerrazón y desprecio, y aleje cualquier forma de violencia y de discriminación» (Misericordiae Vultus, 23). Cada hospital o cada estructura de sanación sea signo visible y lugar para promover la cultura del encuentro y de la paz, donde la experiencia de la enfermedad y del sufrimiento, así como también la ayuda profesional y fraterna, contribuyan a superar todo límite y toda división.
En esto son ejemplo para nosotros las dos monjas canonizadas en el mes de mayo último: santa María Alfonsina Danil Ghattas y santa María de Jesús Crucificado Baouardy, ambas hijas de la Tierra Santa.  La primera fue testigo de mansedumbre y de unidad, ofreciendo un claro testimonio de cuan importante es que seamos unos responsables de los otros, de vivir uno al servicio del otro. La segunda, mujer humilde e iletrada, fue dócil al Espíritu Santo y se volvió instrumento de encuentro con el mundo musulmán.

A todos los que están al servicio de los enfermos y de los que sufren, deseo que sean animados por el espíritu de María, Madre de la Misericordia. «La dulzura de su mirada nos acompañe en este Año Santo, a fin de que todos podamos descubrir la alegría de la ternura de Dios» (ibid., 24) y llevarla impregnada en nuestros corazones y en nuestros gestos. Confiemos a la intercesión de la Virgen las ansias y las tribulaciones, junto con los gozos y las consolaciones, y dirijamos a ella nuestra oración, a fin de que vuelva a nosotros sus ojos misericordiosos, especialmente en los momentos de dolor, y nos haga dignos de contemplar hoy y por siempre el Rostro de la misericordia, a su Hijo Jesús.

Acompaño a esta súplica por todos vosotros mi Bendición Apostólica.

Desde el Vaticano, 15 de setiembre de 2015
Memoria de la Beata Virgen María Dolorosa

Francisco

Fuente: http://w2.vatican.va/

domingo, 6 de septiembre de 2015

El poder de la empatía


Si pudieras estar en el lugar del
otro,
escuchar lo que ellos oyen,
ver lo que ellos miran,
sentir lo que ellos viven…
¿los tratarías de otra manera?




miércoles, 2 de septiembre de 2015

Premio Princesa de Asturias de la Concordia 2015 para la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios


La ORDEN HOSPITALARIA DE SAN JUAN DE DIOS ha sido nombrada hoy Premio Princesa de Asturias de la Concordia. La concesión de este honor a la Orden Hospitalaria viene motivado por la labor humanitaria, social, sanitaria y asistencial que la Orden Hospitalaria ha realizado y mantiene en su lucha contra el ébola en los países africanos afectados por el azote del virus.

La Orden Hospitalaria de San Juan de Dios es una institución sin ánimo de lucro, católica, que forma parte de la Iglesia y que tiene la expresión de su filosofía en la hospitalidad y en la humanización de la asistencia.

Tuvo su origen en Granada, España, durante la segunda mitad del siglo XVI, como continuación de la actividad caritativa de San Juan de Dios, que nació en Montemor-o-Novo (Portugal).

San Juan de Dios, a su muerte en 1550, deja en herencia los pobres y enfermos de su hospital a sus seguidores, los cuales sintieron la necesidad de dar forma jurídica a la obra comenzada por el Santo.

El fin principal es mostrar al mundo el amor del “Cristo compasivo y misericordioso del Evangelio, el cual pasó  por este mundo haciendo bien a todos y curando toda enfermedad y toda dolencia. (Cf. Constituciones, n. 2).

Al finalizar el siglo XVI se habían creado más de 50 centros hospitalarios, principalmente en España e Italia. Continuó su expansión por las colonias españolas en América y por Europa (al finalizar el siglo XVIII contaba con 256 centros). En el siglo XIX se produce el máximo desarrollo en América Latina y en el XX se expande por África, Asia y Oceanía. Los Hospitalarios fueron los primeros en inaugurar un centro de cuidados paliativos en China, en Yan-Ji, en 2004. En la actualidad la Orden asiste cada año a 27 millones de personas.

Con la adaptación de su trabajo a los requerimientos de cada época, la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios ha mantenido la solidez de su servicio, en particular en cuidados paliativos, realizando un especial esfuerzo durante la epidemia del ébola declarada en varios países de África en 2014. La Orden Hospitalaria y Juan Ciudad ONGD lanzaron entonces la campaña Paremos el ébola en África del Oeste el virus ya había causado 518 muertos, solicitando donaciones para sus hospitales en Lunsar (Sierra Leona) y Monrovia (Liberia), para la adecuación de las áreas de aislamiento y la adquisición de materiales. Ambos hospitales se clausuraron para desinfección y cuarentena. Parte de su personal resultó contagiado y en ellos fallecieron 18 hermanos y colaboradores. La Orden persistió en el trabajo para la pronta reapertura de los dos centros, con la formación del personal sobre protocolos de seguridad frente al virus, en coordinación con las autoridades sanitarias y otras instituciones internacionales y continuó prestando información y asistencia a familias en cuarentena (alimentos, medicinas y apoyo psicológico). Actualmente, la OHSJD cuenta con 350 centros, más de 70 en 27 países empobrecidos de los 53 en los que está presente, y dispositivos sociales y sanitarios para la intervención en los ámbitos hospitalario, ambulatorio, de salud mental, discapacidad, geriátrico y social. En este último, presta atención a emigrantes, personas sin hogar, en riesgo de exclusión social, enfermos de sida o drogodependientes. Su eficiencia asistencial se mantiene con la actualización constante de las estructuras y del impulso a la investigación y formación sanitaria y social. Está compuesta por más de mil hermanos que trabajan junto a 55.000 profesionales y cerca de 9.000 voluntarios.

Cuenta con más de 300.000 benefactores-donantes, que prestan su ayuda económica a través de donaciones particulares, periódicas o puntuales, y en forma de legados y herencias. La OHSJD tiene hermanamientos con instituciones y organizaciones locales para el desarrollo de múltiples programas de acción. En los últimos años, han ayudado a las víctimas del terremoto en Perú (2007), del tifón Yolanda en Filipinas (2013) y a las más vulnerables de la crisis económica en España. En enero de 2015 recibió el Premio Ciudadano Europeo 2014, que otorga el Parlamento Europeo.