lunes, 28 de noviembre de 2016

En clave de #Hospitalidad: Traslación de las Reliquias de San Juan de Dios



1ª lectura:       1 Corintios 13,1-8.13
«El amor no pasa nunca»
Salmo:             «Dichosos quien teme al Señor»
Evangelio:       Mateo 25,31-40
«Venid, benditos de mi Padre, y heredad el reino»

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria y serán reunidas ante él todas las naciones. Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras. Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda. Entonces dirá el rey a los de su derecha: “Venid benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo: porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme”. Entonces los justos le contestarán: “Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, con sed y te dimos de beber?, ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, desnudo y te vestimos?, ¿cuándo te vimos enfermos o en la cárcel y fuimos a verte?”. Y el rey les dirá: “Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de estos mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis”.»


 Reflexión


San Juan de Dios, testigo de la #hospitalidad, muerto en Granada el 8 de marzo de 1550, fue sepultado en la iglesia de Santa María de la Victoria, de la Orden de San Francisco de Paula. Más tarde, el 28 de noviembre de 1664, los Hermanos Hospitalarios consiguieron que las reliquias del venerado Fundador fueran trasladadas a la iglesia de su hospital, en la misma ciudad de Granada, colocándolas honoríficamente, con gran júbilo, en el altar mayor. (De Textos litúrgicos propios de la OHSJD)

domingo, 27 de noviembre de 2016

En clave de #Hospitalidad: Reflexión para el Domingo I ADviento

1ª lectura:      Isaías 2,1-5
«El Señor reúne a todos los pueblos en la paz eterna del Reino de Dios»
Salmo:            Que alegría cuando me dijeron: «Vamos a la casa del Señor»
2ª lectura:     Romanos 13,11-14
«Nuestra salvación está cerca»
Evangelio:     Mateo 24,37-44
«Estad en vela para estar preparados»

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando venga el Hijo del hombre, pasará como en tiempo de Noé. Antes del diluvio, la gente comía y bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca; y cuando menos lo esperaban llegó el diluvio y se los llevó a todos; lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del Hombre: Dos hombres estarán en el campo: a uno se lo llevarán y a otro lo dejarán; dos mujeres estarán moliendo: a una se la llevarán y a otra la dejarán. Por tanto estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en vela y no dejaría abrir un boquete en su casa. Por eso estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del Hombre.»

viernes, 25 de noviembre de 2016

Humanización en Cuidados Paliativos


Os habéis enterado de la I Jornada de Humanización en Cuidados Paliativos, que se va a celebrar en Madrid el próximo martes 29 de noviembre, por si pudiera ser de vuestro interés os comparto el programa, al que podéis acceder pinchando en el enlace http://www.ffomc.org/sites/default/files/Programa%20I%20Jornada%20Humanizaci%C3%B3n%20en%20C.Paliativos_2.pdf

El conocimiento humanista promueve una visión integrativa de la persona y legitima el valor inmensurable de la humanización en las actividades y servicios asistenciales en la aplicación de una conciencia bioética y social.

La necesidad de humanizar la salud, no es sólo una demanda creciente de sensibilización compasiva de la sociedad, sino todo un proceso de interiorización, concienciación y de decisión profesional éticamente responsable y en libertad, sustentado en valores existenciales y morales que dan sentido a la vida. Es por ello pertinente revitalizar las actitudes virtuosas y las competencias profesionales para así mejorar los patrones de calidad asistencial y la dimensión humaniza-dora de los cuidados.

En la necesidad de promover un modelo de humanización de los servicios de salud caracterizado por el respeto incondicional a la persona, a sus valores y sistema de creencias, se ha planteado esta Jornada con una orientación centrada en los Cuidados Paliativos, al entender la especificidad y multidimensionalidad que los mismos significan para la dignificación de la atención en el final de la vida.

Las Instituciones convocantes y promotoras de esta Jornada, la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios (OHSJD) en España a través de la Fundación Juan Ciudad (FJC), la Organización Médica Colegial (OMC) a través de su Fundación para la Formación (FFOMC), con la colaboración de la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid y la Sociedad Española de Cuidados Paliativos (SECPAL), representan por su historia, credenciales y responsabilidad social, una identidad de acción sanitaria y social preferente, y un compromiso con la humanización de la atención a la salud.

Aunque la jornada es gratuita, dado que el aforo es limitado y se ha solicitado acreditación docente, es necesario realizar la inscripción previa en el enlace http://www.ffomc.org/form_jornadaHumanizacion.





lunes, 21 de noviembre de 2016

Adviento: prepararnos para acoger a Dios


Ya estamos metidos en el tiempo de adviento, comenzamos un nuevo ciclo litúrgico, y en esta ocasión vamos a dejarnos iluminar por la verdadera LUZ para poder ser luz para los demás.
Son cuatro semanas en que la Iglesia nos invita a preparar nuestro corazón a la venida del Niño Jesús; se nos invita a dejarnos iluminar, para poder ser hospitalarios.
En esta ocasión la dinámica va a ser un poco diferente, por medio de cortas reflexiones y oraciones para hacer a nivel individual, en grupo y con todo aquel que quiera sumarse a nuestra iniciativa.

El Adviento es el tiempo que los cristianos disponemos, como preámbulo a la celebración del misterio de la humanización de Dios en Jesús, para alentar nuestra esperanza en su venida definitiva, en su Parusía. ¿Qué nos traerá el Señor en su venida, qué esperamos? No cabe duda que traerá lo que trajo: la salvación, la vida eterna para que el hombre la viva abundantemente. Pero eso ya lo tenemos en virtud de la fe en él que profesamos, nosotros ya poseemos las primicias del Espíritu, ya estamos salvados, aunque sólo en esperanza. Esa esperanza en la que ahora vivimos, lo que no vemos y esperamos, pero sí conocemos, eso es el contenido luminoso de este tiempo litúrgico.
El camino de Adviento es un recorrido por las esperanzas de la humanidad, buscando salvación, es dejarnos iluminar para aportar rayos de LUZ en la oscuridad. Hacemos nuestro el grito-plegaria de las primeras comunidades cristianas. El adviento expresa la urgencia, el deseo de su presencia iluminadora para dar plenitud de luz a lo creado, expresa, también, el deseo más “casero” de ser hospitalarios, de ofrecerle sitio en nuestro vida, de invocarle para dar esperanza y sentido a nuestro vivir comunitario y personal.
Eso es lo que significa HOSPITALIDAD en este tiempo de adviento, dejarnos ILUMINAR para ofrecer sitio al niño que está por llegar.
Encendamos nuestras velas desde los valores de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios.

Tanto la reflexión como la oración que nos puede servir de inicio de las reuniones, estarán en unos carteles, y cada semana al encender las velas de la corona de adviento iremos realizando nuestra dinámica.





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domingo, 20 de noviembre de 2016

En clave de #hospitalidad: Reflexión para el Domingo Jesucristo Rey del Universo Ciclo C

1ª lectura:      2 Samuel 5,1-3
«Ungieron a Daniel como rey de Israel»
Salmo:            «Que alegría cuando me dijeron: Vamos a la casa del Señor»
2ª lectura:     Colosenses 1,12-20
«Nos ha trasladado al reino de su Hijo querido»
Evangelio:     Lucas 23,35-43
«Señor, acuérdate de mí, cuando llegues a tu reino»
En aquel tiempo, las autoridades hacían muecas a Jesús, diciendo: «A otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si él es el Mesías de Dios, el Elegido.» Se burlaban de él también los soldados, ofreciéndole vinagre y diciendo: «Si eres tú el rey de los judíos, sálvate a ti mismo.» Había encima un letrero en escritura griega, latina y hebrea: "Éste es el rey de los judíos". Uno de los malhechores crucificados lo insultaba, diciendo: «¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros.» Pero el otro lo increpaba: «¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en el mismo suplicio? Y lo nuestro es justo, porque recibimos el pago de lo que hicimos; en cambio, éste no ha faltado en nada.» Y decía: «Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino.» Jesús le respondió: «Te lo aseguro: hoy estarás conmigo en el paraíso.»

*      Reflexión

Eso es lo que tiene de especial nuestro Jesús, que su reinado es tan diferente del reinado al que estamos acostumbrados; no es un reinado de poder y majestuosidad, sino un reinado de humildad y amor, un reinado de entrega y servicio, de estar dispuesto a acoger al otro y de llevarlo al paraíso, por tanto un reinado de perdón, de paz, de misericordia y #hospitalidad. Su reino, sigo presente entre nosotros, debemos intentar vivirlo aquí y ahora, en el día a día, ¿el modo? El amor misericordioso.
Norka C. Risso Espinoza

Material Jesucristo Rey del universo 

Cristo es el rey del universo y de cada uno de nosotros
Es una de las fiestas más importantes del calendario litúrgico, porque celebramos que Cristo es el Rey del universo. Su Reino es el Reino de la verdad y la vida, de la santidad y la gracia, de la justicia, del amor y la paz.
La liturgia nos propone acabar el año con una gran fiesta la de CRISTO REY. Esta fiesta tiene que ser como un resumen de todo lo que hemos escuchado en el Evangelio durante este año. Parece una tarea difícil, un resumen imposible de hacer. Es cierto, no podemos decirlo todo en un día, pero sí una síntesis, un resumen en pocas palabras, y tan pocas, tan solo 2: CRISTO y REY.
¿Pero qué quiere decir esta expresión que parece más un alegato monárquico, que no algo religioso y espiritual que resuma todo lo que sabemos de Jesús? Pues vamos a verlo poco a poco:

1.     Jesús es el Cristo
ü  Jesús fue hombre como nosotros, nacido de mujer como nosotros y como recordaremos bien pronto en las fiestas de Navidad.
ü  Le llamaban Jesús de Nazaret, que es como todavía le siguen llamando muchos admiradores, que no son nada religiosos, pero que admiran a Jesús como hombre.
ü  Pero para nosotros es algo más que un hombre, que una buena persona que hizo el bien, que luchó por una humanidad más justa, que estuvo al lado de los pobres
ü  Jesús para nosotros es el CRISTO, que es aquella expresión que utilizó Pedro cuando Jesús preguntó ¿Quién decís vosotros que soy yo? -Y Pedro contestó: “Tu eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo”
ü  Jesús es hombre verdadero, pero es Dios verdadero. No podemos quedarnos sólo en una relación humana con Él. Porque Él es Dios y nos ayuda con sus palabras a entender las cosas de Dios y a saber cómo es Dios nuestro Padre.
ü  Y eso es lo que hemos ido recordando a lo largo de todo este año, que se acaba.

2.  Jesús, el Cristo es Rey
 ü  Además de hombre y Dios, Jesús es REY.
ü  Todos sabemos perfectamente lo que significa la palabra REY
o   Es la máxima autoridad de un Estado, no hay nadie por encima de él.
o   Tiene un gran poder, sobre todo los reyes de hace unos cuantos siglos.
ü  Jesús también es Rey, no hay nadie más poderoso que El.
o   Es rey Eterno, no va a ser nunca derrocado, ni destituido.
o   No tiene que dar cuentas a parlamentos ni a consejos de Estado.
o   No gobierna un país, o un imperio, sino todo el mundo. El cielo y la tierra.
ü  Y sobre todo Cristo Reina para siempre ETERNAMENTE, sobre todo cuando se acabe este mundo y vivamos en el Reino de los cielos, donde ya no regirán las leyes de este mundo, sino las leyes del único REY: Cristo.

3.  Jesús un Rey con corona de espinas
 ü  Pero lo que nos sorprende del Evangelio que hemos escuchado es el estado lamentable en que vemos a nuestro Rey:
o   Medio desnudo, clavado en una cruz, con una corona de espinas
o   Burlado por todo el mundo e incluso por uno de los que están crucificados.
ü  Y entonces ¿Cómo puede ser que todo un rey todopoderoso, acabe de la manera como hoy vemos en el Evangelio? –podemos preguntarnos- Pues simplemente porque este no es el final de la historia. Jesús es humillado pero no vencido, porque el triunfo final es del Resucitado, es de Dios.
ü  Nuestro mundo está lleno de reyes y reinados injustos, que permiten injusticias y crímenes como el de Jesús. Pero sus errores y desgracias no son eternas, por suerte.
ü  Por eso los cristianos tenemos siempre esperanza, cuando vemos lo mal que va nuestro mundo, y esa esperanza está en nuestro rey: El que finalmente acabará gobernando y para siempre
ü  El que impondrá un Reino de paz, de justicia, de amor, donde no gobernarán los de este mundo y donde los más humildes serán los más importantes para el nuevo rey.
UN POCO DE HISTORIA
La fiesta de Cristo Rey fue instaurada por el Papa Pío XI el 11 de Marzo de 1925. El Papa quiso motivar a los católicos a reconocer en público que el mandatario de la Iglesia es Cristo Rey.
Posteriormente se movió la fecha de la celebración dándole un nuevo sentido. Al cerrar el año litúrgico con esta fiesta se quiso resaltar la importancia de Cristo como centro de toda la historia universal. Es el alfa y el omega, el principio y el fin. Cristo reina en las personas con su mensaje de amor, justicia y servicio. El Reino de Cristo es eterno y universal, es decir, para siempre y para todos los hombres.
Con la fiesta de Cristo Rey se concluye el año litúrgico. Esta fiesta tiene un sentido escatólogico pues celebramos a Cristo como Rey de todo el universo. Sabemos que el Reino de Cristo ya ha comenzado, pues se hizo presente en la tierra a partir de su venida al mundo hace casi dos mil años, pero Cristo no reinará definitivamente sobre todos los hombres hasta que vuelva al mundo con toda su gloria al final de los tiempos, en la Parusía.
En la fiesta de Cristo Rey celebramos que Cristo puede empezar a reinar en nuestros corazones en el momento en que nosotros se lo permitamos, y así el Reino de Dios puede hacerse presente en nuestra vida. De esta forma vamos instaurando desde ahora el Reino de Cristo en nosotros mismos y en nuestros hogares, empresas y ambiente.
La Iglesia tiene el encargo de predicar y extender el reinado de Jesucristo entre los hombres. Su predicación y extensión debe ser el centro de nuestro afán vida como miembros de la Iglesia. Se trata de lograr que Jesucristo reine en el corazón de los hombres, en el seno de los hogares, en las sociedades y en los pueblos. Con esto conseguiremos alcanzar un mundo nuevo en el que reine el amor, la paz y la justicia y la salvación eterna de todos los hombres.
Para lograr que Jesús reine en nuestra vida:
 1º.    debemos conocer a Cristo. La lectura y reflexión del Evangelio, la oración personal y los sacramentos son medios para conocerlo y de los que se reciben gracias que van abriendo nuestros corazones a su amor. Se trata de conocer a Cristo de una manera experiencial y no sólo teológica.
2º.  Acerquémonos a la Eucaristía, Dios mismo, para recibir de su abundancia. Oremos con profundidad escuchando a Cristo que nos habla. 
3º.  Al conocer a Cristo empezaremos a amarlo de manera espontánea, porque Él es toda bondad. Y cuando uno está enamorado se le nota.
4º.  El siguiente paso es imitar a Jesucristo. El amor nos llevará casi sin darnos cuenta a pensar como Cristo, querer como Cristo y a sentir como Cristo, viviendo una vida de verdadera caridad y autenticidad cristiana. Cuando imitamos a Cristo conociéndolo y amándolo, entonces podemos experimentar que el Reino de Cristo ha comenzado para nosotros.
5º.  Por último, vendrá el compromiso apostólico que consiste en llevar nuestro amor a la acción de extender el Reino de Cristo a todas las almas mediante obras concretas de apostolado. No nos podremos detener. Nuestro amor comenzará a desbordarse. Dedicar nuestra vida a la extensión del Reino de Cristo en la tierra es lo mejor que podemos hacer, pues Cristo nos premiará con una alegría y una paz profundas e imperturbables en todas las circunstancias de la vida.
A lo largo de la historia hay innumerables testimonios de cristianos que han dado la vida por Cristo como el Rey de sus vidas. Un ejemplo son los mártires hospitalarios de la Orden Hospitalaria de san Juan de Dios, cuya festividad celebramos el pasado 25 de octubre.
La fiesta de Cristo Rey, al finalizar el año litúrgico es una oportunidad de imitar a estos mártires promulgando públicamente que Cristo es el Rey de nuestras vidas, el Rey de reyes, el Principio y el Fin de todo el Universo.