sábado, 24 de junio de 2017

En clave de #Hospitalidad: Reflexión para el Domingo 12 T. Ordinario Ciclo A

1ª lectura:      Jeremías 20,10-13
«Libró la vida del pobre de manos de los impíos»
Salmo:            «Que me escuche tu gran bondad, Señor»
2ª lectura:     Romanos 5,12-15
«El don no se puede comparar con la caída»
Evangelio:     Mateo 10,26-33
«No tengáis miedo a los que matan el cuerpo»

En aquel tiempo dijo Jesús a sus apóstoles: «No tengáis miedo a los hombres porque nada hay cubierto que no llegue a descubrirse; nada hay escondido que no llegue a saberse. Lo que os digo de noche decidlo en pleno día, y lo que os digo al oído pregonadlo desde la azotea. No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. No; temed al que puede destruir con el fuego alma y cuerpo. ¿No se venden un par de gorriones por unos cuartos? Y, sin embargo, ni uno solo cae al suelo sin que lo disponga vuestro Padre. Pues vosotros hasta los cabellos de la cabeza tenéis contados. Por eso, no tengáis miedo, no hay comparación entre vosotros y los gorriones. Si uno se pone de mi parte ante los hombres, yo también me pondré de su parte ante mi Padre del cielo. Y si uno me niega ante los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre del cielo.»

*      Reflexión
Se nos dice ‘no tengáis miedo’, pero no únicamente de los malos o del mal, tampoco hay que tener miedo de hacer el bien, independientemente de lo que piensen los demás, probablemente no siempre es fácil, pero estas vacaciones tenemos tiempo para generar momentos de hacer el bien, momentos de practicar la hospitalidad con todos los valores que incluye, es decir, tenemos momentos para hacer el bien, desde el respeto, desde la responsabilidad, desde la calidad, desde la espiritualidad.

Ojalá que nuestra vida sea parte de la casa común del Padre que está dispuesto a no tener miedo, y a ser #hospitalario con todo el que nos llegue.

jueves, 22 de junio de 2017

Despedida

Gracias Señor por el Hno. Miguel,
por la suerte de haberle conocido.
Él ha sido como una vela,
que desde la hospitalidad ha ido alumbrando muchas vidas,
siendo luz hasta que la llama se ha ido haciendo pequeñita;
al igual que la vela se ha ido quemando y gastando para dar luz,
el hermano Miguel ha dado su vida siendo luz para muchos. 
Hermano, la herencia que nos dejas la hemos disfrutado contigo,
viviendo la hospitalidad,
recibiendo de ti la bondad,
la comprensión,
el sentido del deber y de la entrega hasta el final
como hermano de San Juan de Dios.
Hoy nos sentimos tristes por tu partida hacia al Padre,
y nos costará hacernos a la idea,
pero estamos seguros que, donde estés,
estarás preparando algo para ayudar a los demás.
¡Gracias Señor! Porque te manifiestas a través de estas personas,
para hacernos más cercana tu presencia.
Que nuestra Señora de la Paz

nos acompañe mientras vamos de camino.

sábado, 17 de junio de 2017

En clave de #Hospitalidad: Corpus Christi

1ª lectura:      Deuteronomio 8,2-3.14b-16a
«Te alimentó con el maná, que tú no conocías ni conocieron tus padres»
Salmo:            «Glorifica al Señor Jerusalén»
2ª lectura:     1 Corintios 10,16-17
«El pan es uno, y así nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo»
Evangelio:     Juan 6,51-58
«Mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida»
En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: «Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo: el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo.» Disputaban entonces los judíos entre sí: «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?» Entonces Jesús les dijo: «Os aseguro que si no coméis la carne del Hijo del Hombre y no bebéis su sangre no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. El Padre que vive me ha enviado y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que me come vivirá por mí. Éste es el pan que ha bajado del cielo; no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron: el que come este pan vivirá para siempre.»

*      Reflexión

#Hospitalidad es acogida, es querer compartir juntos el pan. Jesús se ofrece como alimento para cada uno de nosotros, para regalarnos con su fuerza salvadora, como el maná que se dio a los israelitas en el desierto. Cuando celebramos juntos la Eucaristía, estamos actualizando lo que Jesús hizo en su vida. Que en nuestro corazón se encienda un nuevo ardor junto a la Eucaristía y a la Hospitalidad de nuestro Dios. Caigamos en la cuenta que la Eucaristía nos habla de presencia y de amor, de acoger, de ser y estar.

sábado, 10 de junio de 2017

En clave de #Hospitalidad: Santísima Trinidad

1ª lectura:      Éxodo 34,4b-6.8-9
«Señor, Señor, Dios compasivo y misericordioso»
Salmo:            «A ti gloria y alabanza por los siglos»
2ª lectura:     2 Corintios 13,11-13
«La gracia de Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo»
Evangelio:     Juan 3,16-18
«Dios mandó su hijo al mundo, para que se salve por él»
Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único, para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él, no será juzgado; el que no cree, ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios.

*      Reflexión
En el evangelio Jesús nos revela el misterio más grande que existe, es un dogma de fe, es decir, una verdad que debemos creer, si nos llamamos cristianos. Cada vez que rezamos el Credo, decimos creer en un solo y único Dios, que es Padre Creador, que es Hijo Redentor y que es Espíritu Santo, Señor y Dador de Vida y Santificador.
El misterio de la Santísima Trinidad, es uno de los “misterios escondidos en Dios, -que como dice el Concilio Vaticano II-, si no son revelados, no pueden ser conocidos”. Y, aun después de la Revelación, es el misterio más profundo de la fe, que el entendimiento por sí solo no puede comprender ni penetrar. En cambio, el mismo entendimiento, iluminado por la fe, puede en cierto modo, aferrar y explicar el significado del dogma, para acercar al hombre al misterio de la vida íntima del Dios Uno y Trino.
Toda la Sagrada Escritura revela esta verdad: “Dios es Amor en la vida interior de una única Divinidad, como una inefable comunión de personas”. Son Tres Personas distintas en un sólo Dios, como aprendimos en el catecismo.

El misterio de la Santísima Trinidad es la revelación más grande hecha por Jesucristo. Los judíos adoran la unicidad de Dios y desconocen la pluralidad de personas en la unicidad de la sustancia. Los demás pueblos adoran la multiplicidad de los dioses. El cristianismo es la única religión que ha descubierto, en la revelación de Jesús, que Dios es uno en tres personas. Ante esta revelación divina de su íntima esencia, no nos queda otra cosa que agradecerle esta confianza y adorar a las Tres Personas Divinas en un único Dios. La #hospitalidad es como un único Dios que acoge tres personas divinas.

viernes, 9 de junio de 2017

En clave de #Hospitalidad: Beato Eustaquio Kugler

1ª lectura:      Colosenses 3,12-17
«Por encima de todo, el amor, que es el ceñidor de la unidad consumada»
Salmo:            «Bendito sea el nombre del Señor por siempre»
Evangelio:     Marcos 6,53-56
«Cuantos tocaban a Jesús se curaban»
En aquel tiempo, cuando Jesús y sus discípulos terminaron la travesía, tocaron tierra en Genesaret, y atracaron. Apenas desembarcados, algunos lo reconocieron, y se pusieron a recorrer toda la comarca; cuando se enteraba la gente dónde estaba Jesús, le llevaba los enfermos en camillas. En la aldea o pueblo o caserío donde llegaba, colocaban a los enfermos en la plaza, y le rogaban que les dejase tocar al menos el borde de su manto; y los que lo tocaban se ponían sanos.


*      Reflexión
Nació el 15 de enero de 1867 en Neuhaus, en la diócesis de Ratisbona. Emitió los votos religiosos en la Orden Hospitalaria de san Juan de Dios el 21 de octubre de 1895. Religioso de profunda vida interior, fue por 20 años superior local, y del 1925 hasta su muerte, sobrevenida el 10 de junio de 1946, Superior Provincial de la Provincia religiosa de Baviera.
Apasionado de su vocación #hospitalaria, siguió las huellas de Cristo compasivo y misericordioso.

Sus restos mortales se conservan en Ratisbona, en la iglesia del Hospital dedicado a S. Pío V, que él mismo construyó. Fue beatificado por Benedicto XVI el día 4 de octubre de 2009.

sábado, 3 de junio de 2017

En clave de #Hospitalidad: Reflexión para el Domingo de Pentecostés

1ª lectura:      Hechos 2,1-11
«Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar»
Salmo:            «Envía tu espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra»
2ª lectura:     1 Corintios 12,3b-7.12-13
«Hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo»
Evangelio:     Juan 20,19-23
«Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo. Recibid el Espíritu Santo»


Al anochecer de aquel día, el día primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas, por miedo a los judíos. En esto entro Jesús, se puso en medio y les dijo: «Paz a vosotros.» Y diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: «Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo.» Y dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.» 


viernes, 2 de junio de 2017

En clave de #Hospitalidad: Reflexión para San Juan Grande

1ª lectura:      Colosenses 3,15b-17
«Ante todo tened caridad, que es el vínculo de la perfección»
Salmo:            «Dichosos quien teme al Señor»
Evangelio:     Marcos 8,1-9
«Me da lástima de esta gente»
Uno de aquellos días, como había mucha gente y no tenían qué comer, Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: «Me da lástima de esta gente; llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer, y si los despido a sus casas en ayunas, se van a desmayar por el camino. Además, algunos han venido desde lejos.» Le replicaron sus discípulos: «¿Y de dónde se puede sacar pan, aquí, en despoblado, para que se queden satisfechos?» Él les preguntó: «¿Cuántos panes tenéis?» Ellos contestaron: «Siete.» Mandó que la gente se sentara en el suelo: tomó los siete panes, pronunció la Acción de Gracias, los partió y los fue dando a sus discípulos para que los sirvieran. Ellos los sirvieron a la gente. Tenían también unos cuantos peces: Jesús los bendijo y mandó que los sirvieran también. La gente comió hasta quedar satisfecha, y de los trozos que sobraron llenaron siete canastas; eran unos cuatro mil. Y Jesús los despidió. 


*      Reflexión
San Juan Grande nació en Carmona (Sevilla) el año 1546. A los 19 años se cambió el nombre por “Juan Pecador” y se estableció en Jeréz de la Frontera (Cádiz), donde se consagró a Dios, dedicándose a la asistencia de los presos, a la rehabilitación de las prostitutas y al servicio de los pobres y de los enfermos incurables.
En 1574 se integró, con su Hospital, en la Orden Hospitalaria de Juan de Dios. Se le unieron otros discípulos, con los que abrió otros Centros asistenciales.
Como el Buen Samaritano, se distinguió por su extraordinaria misericordia; alimentó su espiritualidad hospitalaria con una profunda vida interior, con total disponibilidad al sacrificio y con el espíritu de oración: fue un místico de la #Hospitalidad.
Por encargo del Arzobispo de Sevilla, realizó la reforma hospitalaria en Jerez y en las ciudades limítrofes, favoreciendo a las personas más pobres.
Víctima de la caridad en el servicio a los apestados, murió en Jerez el año 1600. Lo beatificó Pío IX el 13 de noviembre de 1853 y lo canonizó Juan Pablo II el 2 de junio de 1996.

Es patrono de la diócesis de Jerez de la Frontera; sus reliquias se veneran en la misma ciudad, en la iglesia a él dedicada, erigida “Santuario Diocesano de san Juan Grande”, en el Hospital de los Hermanos de San Juan de Dios.