sábado, 11 de julio de 2015

El baile de la obediencia


Si estuviéramos contentos de ti, Señor,
no podríamos resistir a esa necesidad de danzar que desborda 
el mundo y llegaríamos a adivinar qué danza es la que te gusta
hacernos danzar, siguiendo los pasos de tu Providencia

Porque pienso que debes estar cansado
de gente que hable siempre de servirte
con aire de capitanes;
de conocerte con ínfulas de profesor;
de alcanzarte a través de reglas de deporte;
de amarte como se ama un viejo matrimonio.


Y un día que deseabas otra cosa
inventaste a San Francisco
e hiciste de él tu juglar.
Y a nosotros nos corresponde dejarnos inventar
para ser gente alegre que dance su vida contigo.


Para ser buen bailarín contigo
no es preciso saber adónde lleva el baile.
Hay que seguir, ser alegre,
ser ligero y, sobre todo, no mostrarse rígido.
No pedir explicaciones de los pasos que te gusta dar.
Hay que ser como una prolongación ágil y viva de ti mismo
y recibir de ti la transmisión del ritmo de la orquesta.
No hay por qué querer avanzar a toda costa
sino aceptar el dar la vuelta,
ir de lado, saber detenerse y deslizarse en vez de caminar.
Y esto no sería más que una serie de pasos estúpidos
si la música no formara una armonía.


Pero olvidamos la música de tu Espíritu
y hacemos de nuestra vida un ejercicio de gimnasia;
olvidamos que en tus brazos se danza,
que tu santa voluntad es de una inconcebible fantasía,
y que no hay monotonía ni aburrimiento
más que para las viejas almas
que hacen de inmóvil fondo
en el alegre baile de tu amor.


Señor, muéstranos el puesto
que, en este romance eterno iniciado entre tú y nosotros,
debe tener el baile singular de nuestra obediencia.
Revélanos la gran orquesta de tus designios,
donde lo que permites toca notas extrañas
en la serenidad de lo que quieres.


Enséñanos a vestirnos cada día con nuestra condición humana
como un vestido de baile, que nos hará amar de ti
todo detalle como indispensable joya.
Haznos vivir nuestra vida,
no como un juego de ajedrez en el que todo se calcula,
no como un partido en el que todo es difícil,
no como un teorema que nos rompe la cabeza,
sino como una fiesta sin fin donde se renueva el encuentro contigo,
como un baile, como una danza entre los brazos de tu gracia,
con la música universal del amor.


Señor, ven a invitarnos. 
 

Autora del texto: Madeleine Delbrel

El simple deseo de Dios

Es variado y abundante el material que va llegando a mis manos y también el que voy elaborando, que me gustaría compartir con vosotros, pero los días van pasando, las hojas y libros se van acumulando en el escritorio, y… no hay tiempo… lo que me llega por las redes sociales, o lo que preparo es más fácil compartirlo; pero cuando al leer (todavía soy de las que me gusta leer en papel…) me encuentro con textos que creo valen para este blog, la cosa se complica,… en fin, intentaré seguir aportando mi granito de arena, y aprovecho para agradecer lo que me enviáis.

Esta vez se trata de una oración:

En lo profundo de la condición humana reposa la espera de una presencia, el silencioso deseo de una comunión. 

¿Surgirá una duda? El deseo de Dios no se desvanece por eso. Cuatro siglos después de Cristo, un creyente, San Agustín, escribía su certeza: Si tú deseas conocer a Dios, ya tienes la fe.

No son los grandes conocimientos lo que importa al principio. Éstos serán muy importantes. Sin embargo, es con el corazón, con lo profundo de sí mismo, como el ser humano comienza a comprender el Misterio de la Fe. Una vida interior se elabora paso a paso.

Entonces, la fe, la confianza en Dios aparece como una realidad muy sencilla, tan sencilla que todos podrían acogerla. Es como un impulso de confianza que se vuelve a tomar mil veces a lo largo de la existencia, hasta el último respiro.

Taizé. Confianza sobre la tierra, p. 6


Pues, ojala este texto te sea útil, en este momento que estás viviendo.

sábado, 4 de julio de 2015

Máster en Pastoral de la Salud

La presencia de la Iglesia en el Mundo de la Salud exige una profunda preparación de los agentes de pastoral acorde con las exigencias de nuestro tiempo para hacerlos capaces de acompañar y responder los interrogantes del hombre que sufre.

Empieza el 2016 formándote en el



En este tríptico encontrarás la información del Master en Pastoral de la Salud, título propio de la Facultad de Teología de Granada (Institución Universitaria de la Compañía de Jesús). 

Habrá la posibilidad optativa de realizar prácticas clínicas en Servicios de Pastoral de los Centros de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios. 

También puedes descargarte este folleto informativo.