jueves, 30 de octubre de 2014

Viven con nosotros

La certeza de que los muertos viven con nosotros
es el pan cotidiano de millones de madres, esposas,
maridos, hijos que han perdido al ser amado.
Los que se nos fueron tiran de nosotros
y mantienen viva nuestra esperanza
como respuesta a esa llamada que nos viene del otro lado.

Los que se nos mueren llegan a ser como un regazo
palpitante e invisible, pero presentido,
que nos protege del frío del camino
y torna cálida nuestra existencia sumergida en el amor.

Desconozco el autor.


Ellos perviven en vosotros


A pesar del paso del tiempo,
¡tanto de ellos sigue existiendo entre vosotros...!
Guardáis algunas cosas suyas
como un asidero para la memoria
y una prueba para atenuar la erosión del olvido.
Ellos continúan mirando a través de vuestros ojos,
en ellos se transparenta el color de los suyos.
En los rasgos de vuestro rostro
se dibuja la dulzura y melancolía de su sonrisa;
su código genético esta cifrado en cada célula de vuestro cuerpo;
su alma pervive en la vuestra.
Los que se nos fueron
se nos hacen presentes en nuestros insomnios
y nos piden que repitamos su nombre,
que sigamos contando cómo vivieron y cómo murieron.
Pensar en nuestros difuntos
es asegurar la supervivencia
de aquellos a quienes se ha amado,
es un deber de la memoria agradecida.


Desconozco el autor.

domingo, 19 de octubre de 2014

Un corazón sin fronteras, desde la sabiduría del corazón



Puedes leer el artículo 'Un corazón sin fronteras, desde la sabiduría del corazón' en el siguiente enlace; http://www.sjd.es/revista/?q=articulo/913 o también puedes disfrutar de todos los artículos de la revista san Juan de Dios, si te la descargas en: http://www.sjd.es/revista/

Aquí tienes el sumario de la revista:

Vivir el patrimonio: Un documento de piedra
Desarrollo Solidario: Hospitalidad sin fronteras

Oración con María


Estuve enfermo y me visitasteis


En la esperanza de la Resurrección


Jesús, mi salvador


Dios es alivio


En el silencio con Dios


En la frustración


En la depresión


Superación de la angustia


En la congoja


En la ansiedad


En la nostalgia


En la melancolía


En la soledad


En la prueba


En la tribulación


En Dios mi refugio


Petición de perdón


Dios confía en el hombre


Dios es tierno


Solicitud amorosa de Dios


Pidiendo la caridad


Junto a Dios no hay temor


Amparo en el Señor


sábado, 18 de octubre de 2014

DOMUND 2014: Renace la alegría


Para alentar a la Iglesia en el compromiso misionero, el papa Francisco recuerda que la Jornada del DOMUND es siempre un motivo de gratitud y esperanza. La describe como “una celebración de gracia y de alegría”: “De gracia, porque el Espíritu Santo, mandado por el Padre, ofrece sabiduría y fortaleza a aquellos que son dóciles a su acción. De alegría, porque Jesucristo, Hijo del Padre, enviado para evangelizar el mundo, sostiene y acompaña nuestra obra misionera”. El punto de unidad entre gracia y alegría se encuentra en Dios Trinidad, porque el amor con que el Padre ama al Hijo llega a nosotros por obra del Espíritu Santo: “El Padre es la fuente de la alegría. El Hijo, su manifestación, y el Espíritu Santo, su animador”. Estas referencias a la esencia de la alegría como expresión de fe han sido el motivo por el que Obras Misionales Pontificias propone para celebrar esta Jornada en España el lema “Renace la alegría”, inspirado en las palabras del inicio de la exhortación apostólica Evangelii gaudium: “Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría” (EG 1).

El Papa desvela, en Evangelii gaudium, su sueño: “Una opción misionera capaz de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual” (EG 27). Este es el gran desafío que tiene la Iglesia, cuyas puertas están siempre abiertas para salir a los lugares donde están los otros y para que entren quienes reciben la gracia de la conversión. Una Iglesia de puertas abiertas “no es una aduana, es la casa paterna donde hay lugar para cada uno con su vida a cuestas” (EG 47).

Los misioneros, llenos de alegría, comparten con los más pobres su experiencia de encuentro con Cristo, esa es la experiencia, por ejemplo, de los Hermanos Hospitalarios de San Juan de Dios, Miguel Pajares y Manuel García, fallecidos a causa del virus ébola, sí; pero, que se contagiaron del virus por entregar su vida a aquellas personas enfermas por este virus, que se contagiaron por vivir desde la hospitalidad al servicio de los enfermos y necesitados, al estilo de Jesús estuvieron con los predilectos de Dios, siguiendo el estilo de San Juan de Dios, aunque los llamaran locos.

El Señor, la verdadera riqueza


Dios, mi protector


Invitación a la alabanza


Invocación al Espíritu Santo


Sana el corazón enfermo

Hola a todos los que visitáis esta página!!!

Si en anteriores entradas compartía con vosotros una colección de 10 tarjetas ‘Orar en la comunión’:

01. Jesús pan de vida
02. La Vid y los sarmientos
03. Amor de unos a otros
04. Camino verdad y vida
05. Servidor
06. Llamada a la puerta
07. Levántate y anda
08. En el sufrimiento
09. En la angustia
10. Agradecimiento:

Esta vez he encontrado en la cajonera una colección de tarjetas con oraciones bíblicas para los enfermos. Son un total de 28 oraciones bíblicas que pretenden recoger los momentos más intensos de todo enfermo y hacerlos encuentros de salvación, consuelo para todos aquellos que sepan saborear que el Señor está cerca de los que tienen roto el corazón. Las oraciones son:

01. Invocación al Espíritu Santo
02. Invitación a la alabanza
03. Dios, mi protector
04. El Señor, la verdadera riqueza
05. Amparo en el Señor
06. Junto a Dios no hay temor
07. Pidiendo la caridad

08. Solicitud amorosa de Dios
09. Dios es tierno
10. Dios confía en el hombre
11. Petición de perdón
12. En Dios mi refugio
13. En la tribulación
14. En la prueba
15. En la soledad
16. En la melancolía
17. En la nostalgia
18. En la ansiedad
19. En la congoja
20. Superación de la angustia
21. En la depresión
22. En la frustración
23. En el silencio con Dios
24. Dios es alivio
25. Jesús, mi salvador
26. En la esperanza de la Resurrección
27. Estuve enfermo y me visitasteis
28. Oración con María


Intentaré ir compartiéndolas todas… Espero que os resulte útil.

Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré

Aunque en el siguiente enlace puedes descargarte el número 80 de la ‘Hoja de catequistas de Madrid’ (octubre –noviembre  2014):
quiero compartir con vosotros la última página de este folleto. Si bien está dirigida a catequistas, creo que nos puede resultar muy fructífero para nuestra oración en cualquiera de nuestros ‘Grupos’ de Pastoral de la Salud. Espero que os guste.


miércoles, 15 de octubre de 2014

¿Quieres ser hermano de San Juan de Dios?


Si tu vocación está dirigida hacia el servicio de los Enfermos y Necesitados,
“Evangelizar el mundo del dolor y sufrimiento a través de la promoción de obras y organizaciones sanitarias y/o sociales, que presten una asistencia integral a la persona humana” 

lunes, 13 de octubre de 2014

Congreso Nacional de la SECPAL 2014

Bajo el lema “PUNTO DE ENCUENTRO”, se celebrará en Madrid el X Congreso Nacional de la Sociedad Española de Cuidados Paliativos, desde el 13 hasta el 15 de noviembre de 2014, y se puede seguir en directo desde Latinoamérica. 


Toda la información en: http://www.secpal2014madrid.com/

Carta de Ana de Pablo, a Teresa

Me ha llegado esta carta, es de lo poco verdaderamente humanizador que he leído, ya era tiempo, parece que nos hemos centrado tanto en el virus, que nos hemos olvidado de la persona. ¡Gracias Ana!. Comparto la carta con vosotros:
Ana de Pablo, médico especialista en Medicina Intensiva y máster en Bioética, ha escrito una emotiva carta dedicada a Teresa Romero, la auxiliar de enfermería contagiada por el ébola. En su sincera misiva, publicada en su blog, Ana se pone en la piel de la enfermera e intenta averiguar cómo se siente Teresa, recluida entre las cuatro paredes de su habitación en el hospital Carlos III.
La carta se está difundiendo por las redes sociales y está conmoviendo a la opinión pública, muy sensibilizada con este tema. Ahí va:
"Querida Teresa:
No sé si algún día leerás esta carta, en el mundo digital nunca se sabe. He decidido escribirte porque, entre todo lo que he leído sobre el Ébola, me falta algo. Sé muchas cosas sobre ti (que no se deberían haber publicado), tengo cierta idea de lo que pasó (hay tantas contradicciones...) pero aún no he encontrado a casi nadie que se preocupe de lo que verdaderamente importa: tú.
No he visto a nadie ponerse en tu lugar. Yo lo intento y me imagino tu miedo al ponerte el traje por primera vez, sin casi formación. Me imagino tu angustia cada vez que te ponías el termómetro. Tu indefensión cuando, desde salud laboral, quitaban importancia a tu malestar. Imagino tu intranquilidad pensando que has podido contagiar a otros. Tu angustia intentando revivir qué pudo salir mal. Tu enfado al ver como tu "quizá me rocé al quitarme el guante, porque es lo más crítico" se convierte en un "confiesa que se tocó la cara". Como si hubieras estado jugando a la ruleta rusa en vez de atendiendo a un paciente de alto riesgo biológico.

Imagino tu soledad en esa habitación de aislamiento, la pena por tu perrillo que no has podido compartir con nadie. La rabia cuando veas cómo los de arriba te abandonan y te convierten en arma política, en ocasión de conservar o no su poder.
Me siento muy identificada contigo, porque a mí tampoco me ha enseñado nadie a ponerme el traje de seguridad. Es más, en mi hospital no hay monos, solo batas impermeables y mascarillas, que dejan muchas zonas expuestas. Y las respuestas de los responsables son deplorables. Me imagino tu indignación al pensar que tu desgraciado contagio ni siquiera va a servir para que se revisen los protocolos y se mejore la formación, para proteger a tus compañeros.
No salgo de mi asombro cuando oigo cómo los que te han puesto en riesgo por la improvisación, por los déficits en gestión, por un protocolo que reconocen erróneo, por no asegurar que alguien te supervisara y ayudara a quitar el traje, quieren ahora culpabilizarte y lavarse las manos. No sé cómo te contagiaste. No sé qué pasó en el centro de salud y en Urgencias, no sé si tardaste en avisar de tu contacto con el virus, pero nunca se me ocurrirá juzgarte. Tu nivel de angustia en ese momento podría haberte llevado a hacer cualquier cosa. Quizá tenías miedo de que te remitieran de nuevo al Carlos III, a ese servicio de salud laboral que no te hacía demasiado caso. No lo sé. Solo sé que te contagiaste haciendo tu trabajo, ese trabajo tan bonito que tiene un solo nombre: CUIDAR. Que quizá llevaste un poco de consuelo a los últimos momentos de los misioneros fallecidos. Que debes estar orgullosa de tu profesión, aunque te haya puesto en riesgo.
Cuídate, Teresa. No hagas caso a todas las tonterías que se han dicho y que se seguirán diciendo. Cuentas con el apoyo de tus compañeros. Con el de todos lo sanitarios, que admiramos tu valor al exponerte al contagio. Confía en los cuidados y la atención de los profesionales, que son lo mejor de este maltrecho sistema sanitario. Ojalá todo salga bien. Te esperamos en unos meses para celebrar tu curación, quizá en una nueva Marea Blanca. Ánimo, Teresa. No estás sola".

sábado, 11 de octubre de 2014

Tener un corazón de voluntarios

Ayer, en la reunión del Grupo de Sensibilización de Caritas Parroquial, nos regalaron esta oración, me encantó, es una petición a vivir desde el servicio al estilo del Señor.

Hoy me he enterado que esta oración se utilizó en el día del CORPUS CHRISTI, DÍA DE LA CARIDAD del 2011, en el que se trabajaba bajo el lemaLa Eucaristía, vida y fortaleza del voluntariado cristiano’, ese día,  los obispos de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, concluían con esta oración, pidiendo al Señor “que nos conceda tener un corazón de voluntarios, de servidores de la comunidad, tal como nos lo enseñó el Señor que no vino a ser servido, sino a servir”:

Quiero ser, Padre, tus manos, tus ojos, tu corazón.
Mirar al otro como Tú  le miras:
con una mirada rebosante de amor y de ternura.
Mirarme a mí, también, desde esa plenitud
con que Tú me amas, me llamas y me envías.

Lo quiero hacer desde la experiencia del don recibido
y con la gratuidad de la donación sencilla y cotidiana
al servicio de todos, en especial de los más pobres.

Envíame, Señor,
y dame constancia, apertura y cercanía.
Enséñame a caminar en los pies del que acompaño y me acompaña.
Ayúdame a multiplicar el pan y curar las heridas,
a no dejar de sonreír y de compartir la esperanza.
Quiero servir configurado contigo en tu diaconía.

Gracias por las huellas de ternura y compasión
que has dejado en mi vida.
En tu Palabra encuentro la Luz que me ilumina.
En la Oración, el Agua que me fecunda y purifica.
En la Eucaristía el Pan que fortalece mi entrega y me da Vida.
Y en mi debilidad, Señor, encuentro tu fortaleza cada día.

Amén


Huellas en la arena

Una noche tuve un sueño... soñé que estaba caminando por la playa con el Señor y, a través del cielo, pasaban escenas de mi vida.


Por cada escena que pasaba, percibí que quedaban dos pares de pisadas en la arena: unas eran las mías y las otras del Señor.



Cuando la última escena pasó delante nuestro, miré hacia atrás, hacia las pisadas en la arena y noté que muchas veces en el camino de mi vida quedaban sólo un par de pisadas en la arena.



Noté también que eso sucedía en los momentos más difíciles de mi vida. Eso realmente me perturbó y pregunté entonces al Señor: «Señor, Tú me dijiste, cuando resolví seguirte, que andarías conmigo, a lo largo del camino, pero durante los peores momentos de mi vida, había en la arena sólo un par de pisadas. No comprendo por qué Tú me dejaste en las horas en que yo más te necesitaba».



Entonces, Él, clavando en mí su mirada infinita me contestó: «Mi querido hijo. Yo te he amado y jamás te abandonaría en los momentos más difíciles. Cuando viste en la arena sólo un par de pisadas fue justamente allí donde te cargué en mis brazos».



Autor desconocido

Muchas veces he utilizado este texto, sobre todo con jóvenes, pero hasta ahora no se me había ocurrido compartirlo, para mi, la primera vez que lo leí me cambió las formas de "ver" los momentos de dificultad. 

La vida y la muerte

Para hablar de la vida después de la muerte, quiero utilizar esta historia, según comenta su autor Wayne W.
Dyer en el libro ‘Tu zonas sagradas’ es una adaptación de una historia relatada por Henri J. M. Nouwen; pero, no he encontrado en qué libro de H. Nouwen aparece esta parábola.

En internet aparecen muchas adaptaciones, pero, al no encontrar el original, voy a utilizar la adaptación de W. Dyer[1]:

«Dos bebes se encuentran en el útero, confinados en las paredes del seno materno, y mantienen una conversación. Para entendernos, a estos gemelos les llamaremos Ego y Espíritu.
Espíritu le dice a Ego:
Sé que esto va a resultarte difícil de aceptar, pero yo creo de verdad en que hay vida después del nacimiento.
Ego responde:
No seas ridículo. Mira a tu alrededor. Esto es lo único que hay. ¿Por qué siempre tienes que estar pensando en que hay algo más aparte de esta realidad? Acepta tu destino en la vida. Olvídate de todas esas tonterías de vida después del nacimiento.
Espíritu calla durante un rato, pero su voz interior no le permite permanecer en silencio durante más tiempo.
Ego, no te enfades, pero tengo algo más que decir. También creo que hay una madre.
¡Una madre! —exclama Ego con una carcajada—. ¿Cómo puedes ser tan absurdo? Nunca has visto una madre. ¿Por qué no puedes aceptar que esto es lo único que hay? La idea de una madre es descabellada. Aquí no hay nadie más que tú y yo. Esta es tu realidad. Ahora cógete a ese cordón. Vete a tu rincón y deja de ser tan tonto. Créeme, no hay ninguna madre.
Espíritu deja, con renuencia, la conversación, pero la inquietud puede con él al cabo de poco.
Ego —implora—, por favor, escucha, no rechaces mi idea. De alguna forma, pienso que esas constantes presiones que sentimos los dos, esos movimientos que a veces nos hacen sentir tan incomodos, esa continua recolocación y ese estrechamiento del entorno que parece producirse a medida que crecemos, nos prepara para un lugar de luz deslumbrante, y lo experimentaremos muy pronto.
Ahora sé que estás completamente loco —replica Ego—. Lo único que has conocido es la oscuridad. Nunca has visto luz. ¿Cómo puedes llegar a tener semejante idea? Esos movimientos y presiones que sientes son tu realidad. Eres un ser individual e independiente. Este es tu viaje. Oscuridad, presiones y una sensación de estrechamiento a tu alrededor constituyen la totalidad de la vida. Tendrás que luchar contra eso mientras vivas. Ahora, aférrate a tu cordón y, por favor, estate quieto.
Espíritu se relaja durante un rato, pero al fin no puede contenerse por más tiempo.
Ego, tengo una sola cosa más que decir, y luego no volveré a molestarte.
Adelante —responde Ego, impaciente.
Creo que todas estas presiones y toda esta incomodidad no solo van a llevarnos a una nueva luz celestial, sino que cuando eso suceda vamos a encontrarnos con la madre cara a cara, y conocer un éxtasis que superara todo lo que hemos experimentado hasta ahora.
Estás realmente loco. Ahora sí que estoy convencido.»

Como os he dicho en internet aparecen muchas adaptaciones, esta es una de ellas, que tal vez también os guste:

«Dos seres iban –juntos– de camino hacia la vida y sucedió que se pusieron a conversar entre ellos sobre qué era lo que les esperaba cuando llegasen al término del camino...
Fueron concebidos los dos gemelos en un seno. Pasaron las semanas y éstos crecieron. A medida que fueron tomando conciencia, su alegría rebosaba:
Dime: -¿No es increíble que vivamos? ¿No es maravilloso estar aquí?
Los gemelos empezaron a descubrir su mundo. Cuando encontraron el cordón que los unía a su madre y a través del cual les llegaba el alimento, exclamaron llenos de gozo:
¡Tanto nos ama nuestra madre que comparte su vida con nosotros!.
Pasaron las semanas, luego los meses. De repente se dieron cuenta de cuánto habían cambiado. -¿Qué significará esto?– preguntó uno.
Esto significa –respondió el otro– que pronto no cabremos aquí dentro.
No podemos quedarnos aquí: naceremos.
¡En ningún caso quiero verme fuera de aquí –objetó el primero.
¡Yo quiero quedarme siempre aquí!.                                             
Reflexiona. No tenemos otra salida –dijo su hermano–.
Acaso haya otra vida después del nacimiento.
¿Cómo puede ser esto? –repuso el primero con energía–.
Sin el cordón de la vida no es posible vivir. Además, otros antes de nosotros han abandonado el seno materno y ninguno de ellos ha vuelto a decirnos que hay una vida tras el nacimiento. -¡No, con el nacimiento se acaba todo! ¡Es el final!.
El otro guardó las palabras de su hermano en su corazón y quedó hondamente preocupado. Pensaba:-Si la concepción acaba con el nacimiento, ¿qué sentido tiene ésta vida aquí? No tiene ningún sentido. A lo mejor resulta que ni existe una madre como siempre hemos creído.
Sí que debe existir –protestaba el primero. De lo contrario, ya no nos queda nada.
¿Has visto alguna vez a nuestra madre? –preguntó el otro–. A lo mejor sólo nos la hemos inventado. Nos la hemos forjado para podernos explicar mejor nuestra vida aquí”.
Así, entre dudas y preguntas, sumidos en profunda angustia, trascurrieron los últimos días de los dos hermanos en el seno materno.
Por fin llegó el momento del nacimiento.
Cuando los dos gemelos dejaron su mundo, abrieron los ojos y lanzaron un grito. Lo que vieron superó sus más atrevidos sueños.»
                                                                 




[1] Dyer W. Tus Zonas Sagradas. Decídete a ser libre. Ed Grijalbo. 1995 P. 13-14. El libro lo puedes leer en el siguiente enlace: https://docs.google.com/file/d/0B8mpi7oji088M0R5aVhiTWZaV0U/edit 

miércoles, 8 de octubre de 2014