1ª lectura: Isaías 49,3.5-6
«Te hago luz de las
naciones para que seas mi salvación»
Salmo: «Aquí estoy, señor, para hacer tu voluntad»
2ª lectura: 1 Corintios 1,1-3
«Gracias y paz os dé Dios
nuestro Padre y Jesucristo nuestro Señor»
Evangelio: Juan 1,29-34
«Este es el Cordero
de Dios que quita el pecado del mundo»
En
aquel tiempo, al ver Juan a Jesús que venía hacia él, exclamó: «Éste es el
Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Éste es aquel de quien yo dije:
«Tras de mí viene un hombre que está por delante de mí, porque existía antes
que yo». Yo no lo conocía, pero he salido a bautizar con agua, para que sea
manifestado a Israel.» Y Juan dio testimonio diciendo: «He contemplado al
Espíritu que bajaba del cielo como una paloma, y se posó sobre él. Yo no lo
conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: “Aquél sobre quien
veas bajar el Espíritu y posarse sobre él, ése es el que ha de bautizar con
Espíritu Santo”. Y yo lo he visto, y he dado testimonio de que éste es el Hijo
de Dios.»

No nos gusta hablar de pecado, de
culpa… parece que son palabras que no están de moda; sin embargo Jesús quiere
hacer nuevas todas las cosas, y nos hace ver que estas palabras no están
relacionadas con tristeza, sino más bien todo lo contrario, están relacionadas
con llevarnos a la alegría, quitar el pecado, es salir de la oscuridad para acogernos
en la luz, es quitar desesperanzas, malentendidos, inhospitalidad, para vivir
en la verdadera #hospitalidad, en la verdadera vida.
Norka C. Risso Espinoza
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