El médico se
frustra porque Bea no dice nada, no sabemos si es muda, apenas lleva dos días,
pero no ha habido forma de que suelte prenda, por los resultados de las pruebas
médicas le debe doler, pero Bea no se queja… Pues habrá que tener una reunión
de esas que llaman multidisciplinar, para estudiar su caso:
Desde
psiquiatría y psicología no han podido hablar con ella, no se muestra
colaboradora, ni siquiera afirma o niega con la cabeza.
Desde
trabajo social se dice que aún no han dado con la familia, que están en ello.
Desde
enfermería se comenta que es muy colaboradora, pues parece que permite que un
desconocido con uniforme blanco la duche y la cambie, ella colabora, pero no
expresa nada, la medicación también se la toma…
Otro de los
asistentes a la reunión, un hombre vestido de negro, se muestra atónito ante lo
que está escuchando, mira y repasa sus notas, no puede ser, pero, «¿estáis
hablando de Bea, la nueva, la señora que se suele sentar a la derecha entre la
cuarta o la quinta silla?»
-Sí, esa
misma-, contestan todos
-Pues es
curioso- dice él, que es el capellán, -esta mañana he pasado a la sala común a
darles la comunión, y como a ella no la conocía no se la he ofrecido y he
pasado de largo, pero ella me ha dicho «padre, ¿no me da a mí la comunión?»
Todos se han
mirado sorprendidos, pues sí, efectivamente se trata de Bea y también reza el
Padre nuestro… es que Dios se hace presente en medio de la gente, en las
circunstancias de su día a día.
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