1ª lectura: Isaías 58,6-11
«Parte tu pan con el hambriento»
Salmo: «Dichosos quien
teme al Señor»
2ª lectura: 1 San Juan 3,13-18
«También nosotros debemos dar nuestras vidas por los hermanos»
Evangelio: Lucas 10,25-37
«Anda, haz tú lo mismo»
En
aquel tiempo, se presentó u letrado y le preguntó a Jesús para ponerlo a
prueba: «Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?» Él le
dijo: «¿Qué está escrito en la Ley?, ¿qué lees en ella?» El letrado contestó:
«“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas
tus fuerzas y con todo tu ser. Y al prójimo como a ti mismo.”» Él le dijo:
«Bien dicho. Haz esto y tendrás la vida.» Pero el letrado, queriendo aparecer
como justo, preguntó a Jesús: «¿Y quién es mi prójimo?»
Jesús
dijo: «"Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos
bandidos, que lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon, dejándolo
medio muerto. Por casualidad, un sacerdote bajaba por aquel camino y, al verlo,
dio un rodeo y pasó de largo. Y lo mismo hizo un levita que llegó a aquel
sitio; al verlo dio un rodeo y pasó de largo. Pero un samaritano que iba de
viaje llegó a donde estaba él y, al verlo, le dio lástima, se le acercó, le
vendó las heridas, echándoles aceite y vino y, montándolo en su propia
cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó. Al día siguiente sacó dos
denarios, y dándoselos al posadero, le dijo: Cuida de él y lo que gastes de más
yo te lo pagaré a la vuelta.” “¿Cuál de estos tres te parece que se portó como
prójimo del que cayó en manos de los bandidos?”» El letrado contestó: «El que
practicó la misericordia con él.» Díjole Jesús: «Anda, haz tú lo mismo.»

Juan de Dios en el siglo XVI, captó
con fuerza la misericordia de Dios y la expresó en forma de "#caridad" de amor y servicio,
atendiendo a los enfermos y necesitados, viviendo en su vida, con sus gestos,
palabras y obras, un profundo amor a Dios y al prójimo necesitado. Éste fue su
gran "encuentro" y el fundamento y raíz de una manera de vivir el
amor y la acogida, la hospitalidad; que se ha ido prolongando, desarrollándose
y adaptándose a cada época, hasta el día de hoy.
Es verdad que los tiempos han
cambiado, la historia es larga y aunque son muchas las formas que se han ido
adaptando a las necesidades y medios disponibles en cada época, ha permanecido
siempre, lo que Juan de Dios vivió; los hermanos quieren manifestar con su vida
que "Dios sigue preocupándose de cada hombre necesitado". Es un
estilo de vida, que va más allá de la necesidad de un trabajo bien hecho, de
una dedicación desinteresada, de un compromiso en el mundo de la salud o de la
marginación.
La vocación siempre es iniciativa
de Dios. Es por haber captado su amor y su misericordia que se sienten
empujados a compartirlo y ofrecerlo a los demás, es por haber sido amados por
Él, que han acogido su llamada, que la han antepuesto a otros intereses y
valores, que han dispuesto su vida para desarrollar un proyecto personal y
comunitario de seguimiento a Jesús en la #Hospitalidad.
Su vocación de religiosos
hospitalarios consiste en vivir en armonía el amor a Dios y a los hombres. De
Juan de Dios, conservamos muy pocos escritos pero en algunos de ellos
encontramos fragmentos que les impulsan a imitarlo: "Si conocieses lo
grande que es la misericordia de Dios, nunca dejarías de hacer el bien mientras
pudieses", "Tened siempre caridad, porque donde hay caridad hay Dios,
aunque Dios en todo lugar está".
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