Nuestro
compi Iñaki nos envía esta carta sacada del suplemento del Grupo Vocento
XL semanal Nº 1512, del 16 al 22 de octubre de 2016, es una carta inspiradora
que muestra un gran acompañamiento por parte de una profesional de la salud del
Hospital de Laredo:
«Trabajé en el turno de tarde y salí a las diez del
hospital, noche fría y cerrada de un diciembre invernal. En el camino de vuelta
a casa seguía sin poder olvidarte, recordándote, viejita linda de canoso pelo,
sola, en la 16-1 antes de yacer. Nos miramos y me recordaste cómo se acaricia
el alma desde los ojos antes de cerrar los tuyos en el silencio del atardecer.
Apenas había percibido tu vuelta por ir resguardada por el anonimato de tu
vejez. Miré detrás de tus arrugas y te imaginé luchando en tu juventud y en tu
madurez y me inquietaba verte sola, sin una mano amiga que te hiciera
estremecer. Y sin dejar vacío ni olor a despedida, despolvando el corazón de
recuerdos, partías… Toda tu existencia, todo tu pasado, toda tu vida, se
reducían a unas pobres pertenencias que dejarías. Llegué a casa, seguí con mi
vida, y sonreí. Sonreí porque poco antes de que perdieras tú la tuya, sin
conocernos, deseé que sintieras mi cercanía, cogiendo tu mano y tú apretando la
mía.»
Marcela
Arrebola Silvino
Laredo
(Cantabria)
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