Escucho los sonidos a mi alrededor
lo mejor que puedo, para prepararme
a escuchar el evangelio.
Ahora oigo cómo Jesús me dice
algunas de las frases
que ya dijo en los evangelios.
Dice, por ejemplo:
«¿Quién dices tú que soy yo?».
Pero no respondo inmediatamente.
Dejo que las palabras suenen y resuenen
En mis oídos por algún tiempo…
observando cómo reacciona
mi corazón ante ellas.
Y sólo cuando ya no puedo contenerme más.
reacciono efectivamente,
con una simple palabra…
o con el silencio…
Y hago lo mismo con otras frases del evangelio:
«¿Me amas?».
«Ven, sígueme».
«Tanto tiempo como llevo contigo,
¿y aún no me conoces?».
«¿Crees?
Todo es posible para el que cree».
Anthony de Mello
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