Tras unos días de descanso, regresamos con las pilas
cargadas para iniciar un nuevo curso, y en este intento de ser parábolas y
semillas de bondad, verdad y belleza, a través de este blog, iniciamos el curso
con este texto de Ángel Moreno:

Quiero cantar a quienes hacen del lugar doméstico un espacio
cálido, atractivo y dulcifican la intemperie del frío, de la soledad, del paro,
de la violencia y el desamor.

Quiero cantar y reconocer a los que oran por otros, sin que
ellos lo sepan, y permanecen en vigilia para que se alivie el dolor del hombre,
la angustia y el desespero de los que se sienten sin fuerzas para resistir la
prueba.
Quiero cantar y reconocer a los que miran con cariño al
desconocido, escuchan con atención el desahogo de los que repiten una vez más
su historia, de los que no llevan cuenta del bien hacer.
Quiero cantar y reconocer las vidas de los que habitan en el
medio rural, en los pueblos vacíos, en las estepas humanas, y aguardan pacientes
el curso de los días, en sobriedad y actitud serena.

Quiero cantar y recordar a quienes llevan en silencio su
prueba, por no sobrecargar aún más el dolor del mundo, y ofrecen su sufrimiento
de manera redentora, mirando a quien llegó a morir por salvar a todos.
Quiero cantar a los que sobreviven de manera clandestina y
anónima por las calles de la ciudad, y confían en encontrar una manera digna de
ganarse el pan.

Con sincera admiración y gratitud a todos los que sois
parábolas y semillas de bondad, verdad y belleza.
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