Enfermedad y película
viajan con Carlos (el protagonista: médico, paciente, comunicador,…), para
reflexionar junto con su familia, amigos, compañeros, médicos y científicos,
sobre las vivencias y los grandes temas asociados al final de la vida. Y el
último tramo del camino lo han transitado como Carlos ha querido: mirando a la
muerte a la cara, con serenidad…“y, si es posible, con una sonrisa”. Puedes encontrar más
sobre este documental en http://www.lasalasdelavida.com/index.html

Aquí encontraréis reflexiones, comentarios, oraciones, vídeos... que nos ayuden a vivir en positivo desde la fe, la esperanza y la caridad; como urdimbres de la pastoral sanitaria. Este material versará sobre Pastoral de la Salud, Bioética y Cuidados Paliativos (#PASBIOPAL); siendo ésta una forma de realizar una labor evangelizadora desde la Hospitalidad, como valor del que me he ido empapando a lo largo de los años trabajados con los Hermanos de San Juan de Dios.
sábado, 28 de julio de 2012
El fin es mi principio
La historia de un padre y su hijo que nos puede ayudar a prepararnos para el momento de la muerte, cómo poder vivir estos momentos con paz interior y aceptación...
Por lo menos, nos podremos cuestionar, podremos reflexionar, y con nuestra experiencia ayudar a otros...
Ya me contarás qué te parece...
Por lo menos, nos podremos cuestionar, podremos reflexionar, y con nuestra experiencia ayudar a otros...
Ya me contarás qué te parece...
Los enfermos en la Parroquia. Una prioridad
Mirando entre mis libros,
me he encontrado con uno de apenas 110 páginas, se trata de «Los enfermos en la Parroquia. Una prioridad» es un librito que publicó la Conferencia
Episcopal Española’ con motivo de la ‘Campaña del enfermo 2003’. Consta de 10
temas de formación, a cual más interesante:
- Tema 1. Misión de la parroquia en el mundo de los enfermos.
- Tema 2. Educar para vivir la salud, la enfermedad y la muerte.
- Tema 3. Acompañar al enfermo en el proceso de su enfermedad.
- Tema 4. Celebrar los sacramentos con los enfermos.
- Tema 5. Atender a los enfermos más necesitados.
- Tema 6. Ayudar a la familia del enfermo.
- Tema 7. Integrar a los enfermos como miembros activos y plenos.
- Tema 8. Implicar a toda la parroquia en la atención a los enfermos.
- Tema 9. El equipo parroquial de Pastoral de la Salud.
- Tema 10. La vida del equipo de Pastoral de la Salud.
El tema es exigente y
comprometedor. Como decía D. Rafael Palmero se nos pide a todos dedicación y
entrega a los hermanos que, en su enfermedad, con su sufrimiento y su dolor,
hacen presente a Cristo Jesús, el Hermano mayor, “varón de dolores”, entre
nosotros y el mundo.
Espero que lo disfrutéis
y que sea una lectura muy fructífera.
domingo, 22 de julio de 2012
sábado, 21 de julio de 2012
domingo, 8 de julio de 2012
Envíanos locos
¡Oh
Dios! Envíanos locos,
de
los que se comprometen a fondo,
de
los que se olvidan de sí mismo,
de
los que aman con algo más que con palabras,
de
los que entregan su vida de verdad y hasta el fin.
Danos
locos, chiflados, apasionados,
hombres
capaces de dar el salto hacia la inseguridad,
hacia
la incertidumbre sorprendente de la pobreza;
danos
locos, que acepten diluirse en la masa
sin
pretensiones de erigirse un escabel,
que
no utilicen su superioridad en su provecho.
Danos
locos, locos del presente,
enamorados
de una forma de vida sencilla,
liberadores
eficientes del proletariado, amantes de la paz,
puros
de conciencia, resueltos a nunca traicionar,
capaces
de aceptar cualquier tarea, de acudir donde sea,
libres
y obedientes, espontáneos y tenaces, dulces y fuerte.
Danos
locos, Señor, danos locos.
L.
J. Lebrel
Dios sólo
te
alzo mi oración hoy suplicante.
Señor,
aquí me tienes, esta hora
de
abandono de todos y mí mismo.
Tú
solo me sondeas, me sostienes,
me
das tu compañía y, sin saberlo,
no
estoy abandonado de ninguno
ni
menos aún de mí, porque me amas.
Al
mismo tiempo solo y habitado
de
Ti y de los demás, yo te suplico
con
esta mi oración que Tú me dictas
te
busque siempre, Dios; que no me canse;
que
esté junto a mí mismo cuando tenga
tu
sola soledad en mi plegaria.
V.
Arteaga
miércoles, 4 de julio de 2012
Y caminó con ellos: oración del enfermo / oración por los enfermos
Constantemente
estoy utilizando oraciones ya sea de diferentes webs, de libros, de revistas, de
las que envían los amigos,… y alguna que me atrevo a compartir; pues a partir
de ahora empezaré a colgarlas por aquí, no siempre conozco los autores, es lo
malo, pero si alguno de vosotros sabe quién es el autor y no lo he puesto,
escribidme y lo pondré inmediatamente.
Hoy
quiero compartir dos oraciones que son muy conocidas, la oración del enfermo y
la oración por lo enfermos; son importantes para mí, porque desde octubre de
2010 que dirijo el programa ‘Y caminó con ellos’, dentro de la sección ‘Me
visitaste’ en Radio María (http://www.radiomaria.es/programa.aspx?id=eb774a4e-34fd-48da-b9dc-559ce2e83178), las utilizo para terminar cada programa, eso sí un pelín adaptadas para
nuestros radio-oyentes:
Oración del enfermo
Hoy,
Señor,
cuando
más me pesa la enfermedad,
cuando
la vida acelera su ritmo
y mi
caminar se hace lento,
me
dirijo a ti confiado.
Necesito
encontrar tu apoyo,
sentir
la presencia discreta de tu amor
en
tantas personas que se acercan,
me
ayudan y consuelan,
que acompañan
mis pasos inciertos,
y me
empujan a la esperanza.
Gracias,
Señor,
por
todos los que se acercan a mi vida.
Mis
dudas y silencios,
mis
miedos y mis lágrimas,
se
han transformado en madurez,
adoración,
confianza y plegaría.
Bendícelos,
Señor, con tu amor.
Amén
Oración por los enfermos
Señor,
te
encomendamos a todos los que sufren,
a
los enfermos que nos están escuchando en Radio María.
Hemos
oído su queja y su dolor;
sus
silencios, su soledad, sus lágrimas…
nos
enmudecen, nos duelen…,
pero
en ti ponemos la esperanza.
Su
lucha por la vida, o su desesperación,
nos
impulsan a reflexionar,
a
descubrir el corazón de la vida…,
la
necesidad de amar y ser amados.
Haz,
Señor,
que,
guiados por tu Espíritu,
nos
pongamos en su camino
y,
acompañando su vida,
encontremos,
juntos, paz y serenidad.
Amén
Abrir la puerta de la fe
Desde el 11 de octubre de 2012, al 24
de noviembre de 2013, el Papa Benedicto XVI nos invita a reflexionar y
redescubrir la fe, convocándonos a través de ‘La puerta
de la fe’ (porta fidei) a
vivir el ‘AÑO DE LA FE ’.
Como vemos en la imagen, la puerta de
la fe está siempre abierta y quien se atreve a cruzar el umbral se llena de
alegría y entusiasmo; sólo se necesita, para el camino, que nos alimentemos con
la Palabra de
Dios y con el Pan de la vida, como nos dice Benedicto XVI en porta fidei.
Este tiempo será propicio para que cada
uno desde nuestra propia realidad y desde la comunión eclesial nos paremos para
volver a descubrir el camino de la fe y poder resaltar el entusiasmo renovado
del encuentro con Cristo.
El Año de la Fe se propone, ante todo,
sostener la fe de tantos creyentes que, en medio de la fatiga cotidiana, no
cesan de confiar, con convicción y valentía, su existencia al Señor Jesús. Su
testimonio, que no es noticia es el que permite a la Iglesia presentarse al
mundo de hoy, como en pasado, con la fuerza de la fe y con el entusiasmo de los
sencillos”, como nos dijo el arzobispo Fisichella.
Pero, antes de seguir avanzando en este
proyecto, lo primero que debemos tener claro es qué es la fe; ya que, durante
todo el curso, la fe será el eje transversal de nuestra dinámica.
Decía J. H. Newman que la fe es según
su naturaleza la aceptación de una verdad que nuestra razón no puede alcanzar;
sencillamente y necesariamente en función de un testimonio.
Vamos a intentar aterrizar; en el
catecismo joven de la Iglesia
católica, se define la fe como: saber y confiar. Tiene siete rasgos:
- La fe es un puro don
de Dios, que recibimos, si lo pedimos ardientemente.
- La fe es la fuerza sobrenatural que nos es necesaria para obtener la salvación.
- La fe exige la voluntad
libre y el entendimiento lúcido
del hombre cuando acepta la invitación divina.
- La fe es absolutamente
cierta, porque tiene la garantía de Jesús.
- La fe incompleta mientras no sea efectiva en el amor.
- la fe aumenta si
escuchamos con más atención la voz de Dios y mediante la oración estamos
en un intercambio vivo con él.
- la fe nos permite ya ahora gustar
por adelantado la alegría del cielo.
Muchos dicen que creer les parece poco, que quieren saber.
Pero la palabra «creer» tiene dos significados diferentes: cuando un
paracaidista pregunta al empleado del aeropuerto: «¿Está bien preparado el
paracaídas?», y aquél le responde, indiferente: «Creo que sí», no será
suficiente para él; esto quiere saberlo seguro. Pero si ha pedido a un amigo
que le prepare el paracaídas, éste le contestará a misma pregunta: «Sí, lo he
hecho personalmente. ¡Puedes confiar en mí!». Y el paracaidista replicará: «Te
creo». Esta fe es mucho más que saber: es certeza. Y ésta es la fe que hizo que
los mártires perseveraran hasta la muerte, ésta es la fe que aún hoy mantiene
en pie a los cristianos perseguidos. Una fe que afecta a todo el hombre.
Al comienzo del acto de fe hay con
frecuencia una conmoción o una inquietud. El hombre experimenta que el mundo
visible y el transcurso normal de las cosas no pueden ser todo. Se siente
tocado por un misterio. Sigue las pistas que le señalan la existencia de Dios y
paulatinamente logra la confianza de dirigirse a Dios y finalmente de adherirse
a él libremente. En el evangelio de san Juan leemos: «A Dios nadie le ha visto
jamás: Dios unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a
conocer» (Jn 1, 18). Por eso debemos creer en Jesús, el Hijo de Dios, si
queremos saber qué nos quiere comunica Dios. Por eso creer es acoger a Jesús y
jugarse toda la vida por él.



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