Entre las razones que los
eruditos aportan para defender esta relación positiva señalamos las siguientes:
- Esa correlación puede favorecer el desarrollo integral de la persona,
facilitando la introspección, el sentido positivo de la vida y
proporcionar herramientas para el afrontamiento de los conflictos
cotidianos.
- Fortalece las redes sociales y familiares protegiendo al individuo del
aislamiento social y proporcionando sentido de pertenencia y autoestima
sobre todo en los momentos difíciles.
En cuanto la influencia en la salud física, se ha comprobado que la espiritualidad reduce los niveles de norepirefrina y cortisol y consecuentemente disminuye la sensación de estrés y los problemas de salud asociados. También, al parecer, la actividad inmunológica, las neoplasias y enfermedades cardiovasculares pueden resultar favorecidas por las vivencias religiosa/espirituales.
Partiendo de la idea de
que la religión/religiosidad no es necesariamente patógena para la persona,
sino que puede ser fuente de salud y bienestar, en EE.UU. se incluyen en la
formación de los médicos residentes de psiquiatría temas relacionados con la
influencia que la experiencia religiosa en el desarrollo psicológico de cada
persona.
Existen dos autores como
grandes defensores de la espiritualidad como complemento de la psicoterapia:
Víktor Frankl con la logoterapia y C.G. Jung con su modelo de psicología analítica.
Para ambos la espiritualidad es un ingrediente fundamental en el desarrollo del
individuo.
En Revista Humanizar Nº 123
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