He tenido que preparar una corta formación sobre este tema, después de buscar entre mis apuntes e internet, he reunido estas pinceladas, os lo dejo por si os sirve:
¿Qué es la unción de
enfermos? Podemos decir que la unción es un encuentro con Cristo médico.
Durante mucho tiempo a
este sacramento le hemos llamado la extremaunción, o los santos óleos y esa
terminología hacía que para muchos cristianos ver aparecer al sacerdote con los
santos óleos significaba que estaba a punto de morir, y muchas veces aquello
quedaba como un escenario de pavor y de temor; incluso los familiares que se preocupaban porque no querían que se
asustase al enfermo. La
Iglesia desde hace tiempo cambia el nombre, y en vez de la
extremaunción ha hablado de la unción de los enfermos, además es un nombre que
es más adecuado y es más justo con el sacramento, puesto que no es un
sacramento para el momento de la muerte, sino que es un sacramento para el
enfermo; por lo tanto, queda más explícito por un lado que se puede recibir
varias veces en la vida, en situaciones de enfermedad grave que pueden ser
muchas; y luego que queda ese tono festivo propio de un sacramento, de un
encuentro con Cristo, de un encuentro sanador.
A lo largo de toda su
vida, de su paso por la tierra, Jesucristo tuvo una búsqueda de los enfermos, de
los que padecían algún tipo de sufrimiento, o algún dolor; de Él salía una
virtud que los curaba a todos.
Además, en muchas de sus curaciones
hay un contacto físico, Jesús se
acerca y toca al que es ciego, al que es sordo, y él desea que este
acercamiento, este contacto físico, la ternura con la que él se disponía ante
la persona enferma, llegue a través de la Iglesia a cada uno de los enfermos de todos los
tiempos.
Dios ha visitado a su
pueblo, era la conclusión que sacaba el pueblo judío cuando veían que había cojos
que andaban, ciegos que veían, sordos que oían, era la manifestación de la
llegada del Reino de los cielos a Israel.
Esta compasión y cercanía
que Cristo busca con ellos le lleva a
identificarse con ellos: “Estuve enfermo y me visitasteis”. Es una
predilección por el enfermo. Y esa cercanía de Cristo al enfermo para poder
consolarle, para poder llevarle la salvación espiritual y física cuando es
posible, Cristo continúa con el mismo empeño. Y ahora mismo quiere estar junto
a cada enfermo con su cuerpo místico, con la Iglesia , y lo hace a través de este sacramento.
Sin embargo, Cristo no curó a todos los enfermos, ni los de
su tiempo ni los de toda la historia. Sus milagros, sus curaciones, tenían un
doble significado; por un lado anunciaban la llegada del Reino de los Cielos; y
por otro lado lo que hace es decir que hay una salud más radical; y que Él lo
que viene es a dar esa vida, esa sanación realmente del pecado y del mal.
Vemos que es un
sacramento en el que toda la
Iglesia con el enfermo va hasta Dios, y Cristo y el enfermo
devuelven a la Iglesia
o tratan de ayudarla o beneficiarla con ese sufrimiento convertido en amor.
En el Nuevo testamento hay referencias
explícitas a este sacramento, por ejemplo cuando Jesucristo resucita habla de
sus apóstoles, de los discípulos enviándoles, diciéndoles que “impondrán las manos sobre los enfermos y se
pondrán bien”, en otra caso ordena a los apóstoles, “sanad a los enfermos” como recoge Mateo, y hay un testimonio más
explícito acerca de un ritual que los primeros cristianos viven con respecto a
los enfermos, lo escribe Santiago en su carta, dice:
«¿Está enfermo alguno de vosotros? Llame a los
presbíteros de la Iglesia
que oren sobre Él, y le unjan con óleo en el nombre del Señor, y la oración de
la fe sanará al enfermo y el Señor hará que se levante y si hubieran cometido
pecado le sarán perdonados»
El óleo utilizado en este rito es conocido
como óleo de los enfermos,
y es bendecido cada año por el obispo en la misa crismal celebrada el Jueves Santo por la mañana (en esta Misa se
consagra el Crisma y se bendicen el óleo de los catecúmenos y el óleo de los
enfermos).
En el rito central del sacramento de la
unción de los enfermos, el presbítero impone las manos sobre los enfermos y
luego traza con el aceite bendecido la señal de la cruz en la frente y en cada
una de las manos del enfermo, al tiempo que pronuncia las siguientes palabras:
Por esta santa unción y
por su bondadosa misericordia, te ayude el Señor con la gracia del Espíritu
Santo. Para que, libre de tus pecados, te conceda la salvación y te conforte en
tu enfermedad. Amén.
Es
un sacramento instituido por Nuestro Señor Jesucristo para el alivio espiritual
y corporal de los enfermos. Dispone a bien morir. Recordemos:
·
La materia es el aceite de oliva bendecido por el obispo el
Jueves Santo. Se llaman los "santos óleos". El sacerdote hace
unciones (untando) en forma de cruz sobre la frente y las manos del enfermo.
·
La forma
es la oración que pronuncia el sacerdote al ungir: "Por esta Santa Unción
y por su bondadosa misericordia, te ayude el Señor con la gracia del Espíritu
Santo". Se responde: "Amén".
·
El ministro de la
Unción es el capellán, pero en caso de necesidad, todo
sacerdote puede administrar este sacramento.
·
El sujeto es el cristiano que ha llegado al uso de razón y se
halle en peligro de muerte por con enfermedad grave o vejez. No es necesario el
peligro de muerte próximo, basta que la enfermedad de suyo sea grave. El que lo
recibe ha de estar en estado de gracia. Por eso, antes de recibirla, el enfermo
se confiesa. Si no pudiera confesarse, bastaría, bastaría un acto de dolor de
atrición y estar arrepentido. Hace falta tener la intención de recibir el
sacramento y aceptar la voluntad de Dios.
Este
sacramento produce dos clases de efectos: los unos relativos al alma y los
otros al cuerpo.
·
Los
relacionados con el alma son:
1.
Aumenta
la gracia santificante.
2.
Perdona
los pecados veniales, y aún los mortales, cuando el enfermo no puede
confesarlos, con tal que en su corazón tenga al menos atrición, con
arrepentimiento.
3.
Borra
las reliquias del pecado, es decir, una parte de las penas temporales.
4.
Le
da fuerzas para resistir las tentaciones, a soportar los sufrimientos de la
enfermedad y a ofrecer a Dios el sacrificio de su vida.
·
El relacionado
con el cuerpo es:
1.
Le
concede la salud del cuerpo si le conviene y mitiga o debilita los sufrimientos
de los enfermos.
Los
familiares y los que asisten al enfermo no han de esperar a que el enfermo esté
ya en agonía; lo prudente es que esté plenamente lúcido. Si ya ha perdido el
conocimiento o se duda si vive, se le administra la Unción bajo condición.
Muchas veces se dice que
en la unción tenemos el encuentro con Cristo médico, pero con el médico que
todos los hombres necesitamos, y es cierto, el Papa Benedicto XVI lo dice con unas
palabras muy concisas: “la unción a los enfermos constituye más bien una ayuda
para aceptar el sufrimiento, tiene que ayudarme a llegar a la comunión
sacramental con Cristo mediante la asunción interior del dolor y del
sufrimiento”, es decir, es la ayuda a aceptar el sufrimiento en vez de
rebelarme contra él; “eso no implica necesariamente curación física, la
enfermedad también puede curarme espiritualmente, incluso ser necesaria a mi
espíritu. Cristo al enseñarme a sufrir y sufrir conmigo (no sólo enseña, sino
que se une a través del sacramento) puede convertirse Cristo en el verdadero médico
de mi mismo superando la enfermedad más honda de mi alma” allí es donde actúa
el sacramento de la unción.
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