Interesante entrevista que realizó
ZENIT al fraile capuchino Luca Casalicchio, responsable de la Iglesia del
cementerio principal de Roma: “El Verano”, sobre la cremación.
La Iglesia no
aceptaba la cremación, si bien ahora sí, ¿por qué?
--Fray Luca: Hoy en
día la cremación ha perdido la caracterización ideológica que tenía años atrás
como contraposición a la idea de la resurrección y de la dimensión religiosa
del hombre. Por otro lado existe una necesidad práctica: por ejemplo aquí en
este cementerio de El Verano, sólo es posible ser ubicado si uno tiene una
antigua tumba, pero a veces no se sabe cuánto espacio hay. Y la urna funeraria
es una solución pues siempre encuentra una colocación.
La cremación antes
del funeral se proporciona solamente en situaciones particularísimas, como en
los casos de muerte en el extranjero, pues el transporte del cuerpo es compleja
y también significa una dificultad económica. Mientras que el transporte de las
cenizas es muy sencillo tanto desde el punto de vista económico, como desde el
punto de vista burocrático.
¿Hay entretanto
algunas sugerencias concretas?
--Fray Luca: La
Iglesia recomienda una cosa: La cremación debe tener lugar solo después del
funeral. Hacerla antes del funeral debe ser una excepción, como en los casos
que acabo de mencionar. Y al igual que el ataúd, las cenizas deben ser
acompañadas al cementerio por un ministro ordenado, con plegarias y una oración
cuando se realiza la deposición de la urna en la tumba.
¿Es una obligación o
una recomendación?
--Fray Luca: El
Estado permite que uno pueda llevarlas a su casa, o que las cenizas sean
esparcidas, etc. La Iglesia en cambio pide respeto por el cuerpo del difunto, e
incluso si se reduce a ceniza debe mantenerse en el cementerio. Para la
Iglesia, no es correcto llevarse a casa la urna con las cenizas.
En el caso del rito
funerario cuando el difunto ya es ceniza en la urna, la Iglesia no proporciona
ni el incienso ni la aspersión, a diferencia de lo que hacer con el ataúd, para
así enfatizar la diferencia entre el cuerpo y las cenizas.
¿Las nuevas normas,
cuando se han publicado?
--Fray Luca: La
Conferencia Episcopal Italiana presentó en 2007 un pequeño libro titulado:
"Anunciamos tu Resurrección", donde se disponían todas las normas
sobre la cremación, las cuales en Italia entran en vigor este viernes.
¿Qué problemas
existen en los cementerios de las grandes ciudades?
--Fray Luca: En los
grandes cementerios urbanos, respecto a los cementerios de las ciudades
pequeñas, está el componente de la despersonalización. Si bien por parte de la
gente está la fe, las raíces, el lugar del dolor, las personas vienen a adornar
las tumbas, a llevarle flores, a visitarlas, a pesar de la dificultad de la
distancia.
¿Hoy en día en los
cementerios se encuentra lugar para un entierro, digamos tradicional?
--Fray Luca: Sí, pero
aquí en El Verano, solamente la familia que tiene una tumba, en cambio en otros
cementerios hay lugar, sea de entierro o en nichos.
¿Su experiencia que
le dice sobre la cremación?
--Fray Luca: Una cosa
que me llamó particularmente la atención es que muchas personas se sienten
culpables por haber hecho cremar a sus seres queridos, porque tienen la
impresión de que ha habido violencia sobre su cuerpo, aunque la cremación
acelera un proceso natural que dura entre 15 y 20 años y a veces más.
Porque después de
dejar el cuerpo de un ser querido encuentran sus cenizas dentro de un
recipiente, y a veces esto crea un fuerte trauma en las personas que acentúa
eventualmente el sentido de culpa. Mi experiencia indica que muchas veces las
palabras de consuelo tienen que ser dichas a los vivos para consolarles delante
de esto que han experimentado. Incluso cuando existe la voluntad del difunto
para ser incinerado, los vivos advierten la experiencia como un disgusto, mismo
entendiendo que es una necesidad.
¿En las homilías que
hay que decir?
--Fray Luca: Sin duda
hay que infundir esperanza de la resurrección, y en el elemento de la
retribución. Creo que sobre la dimensión del Juicio sea una buena clave de
lectura la que presenta el papa Benedicto XVI en su encíclica Spes
Salvi, que muestra el Juicio, como una lugar de esperanza.
¿La devoción popular
en el culto a los muertos?
--Fray Luca: Hay un
fuerte vínculo porque los cementerios son el lugar de las raíces. Es bonito ver
especialmente el sábado, a familias enteras que llegan con niños para visitar a
sus seres queridos.
Es también el sitio
del dolor, donde enjugar las lágrimas de lo inconsolable, sobre todo en los
casos de niños que han muerto.
Casos que son
particularmente dolorosos
--Fray Luca: La parte
nueva del cementerio en donde se encuentran las tumbas de los niños es la más
dolorosa, donde hay juguetes, donde se ve a estas parejas jóvenes que se vienen
todos los días, hay madres que vienen desde hace treinta años años para llorar
a sus hijos, a veces poniendo en riesgo su propia seguridad ya que en invierno
oscurece temprano y los caminos secundarios no siempre son seguros. También es
un lugar de esperanza. Y en este cementerio en particular , un lugar de arte,
de belleza y de historia.
También hay
recorridos dentro de este cementerio, ¿no?
--Fray Luca: Tenemos
recorridos con los próceres de Italia, toda una historia de nuestro país. Hay
artistas, se puede hacer un recorrido de las grandes figuras religiosas del
siglo XX que están enterrados aquí, o porque después fueron canonizados.
Por lo tanto, es una
ciudad de los muertos, y también de los vivos, donde se pueden encontrar estas
dos dimensiones en la espera de la resurrección.
¿Existe un
sentimiento de vida eterna en la gente?
--Fray Luca: Hay un
anhelo de algo que va más allá de esta vida, de que los afectos no se rompen y
no terminan así, seguramente ese sentimiento está en el corazón. Sentimiento
que debe ser purificado, educado, etc. Tal vez sea más difícil el concepto de la
resurrección de la carne, que es fundamental para nosotros. Pero el sentido de
vida eterna existe.
ROMA, jueves 1
noviembre 2012 en ZENIT.org por H. Sergio Mora
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