Agradecemos a nuestro compañero Iñaki, él tiene dos citas que le gustan
"TODO
LO QUE NO SE DA PIERDE". "GRATIS HABÉIS RECIBIDO, DADLO GRATIS",
y por eso comparte con nosotros estas
reflexiones:
“Aquel
mismo día, dos de los discípulos se dirigían a una aldea llamada Emaús, que
dista de Jerusalén unos once kilómetros. Iban hablando de todo lo sucedido.
Mientras hablaban y discutían, Jesús mismo se acercó y se puso a caminar con
ellos. Pero sus ojos estaban ofuscados y no eran capaces de reconocerlo.
Nos encontramos con dos discípulos que abandonan Jerusalén después de
la crucifixión de Jesús. Son dos
personas desesperanzadas, hundidas, en plena crisis de vida y fe. Van
discutiendo. Jesús se acerca pero tienen los ojos (la vista y el corazón)
nublados, no pueden reconocerle, pero vemos que Jesús sale a su encuentro y al
nuestro en la vida.
“Él
les dijo: -¿De qué discutís entre vosotros mientras vais andando?”
Jesús
les pregunta y nos pregunta delicadamente qué nos pasa.
“Ellos
se detuvieron entristecidos, y uno de ellos, llamado Cleofás, le respondió:
-¿Eres tú el único en Jerusalén que no sabe lo que ha pasado allí estos días?”
Vuelven
a decirnos que lo dos discípulos (y nosotros a veces) nos encontramos
entristecidos y deprimidos. Uno que se llama Cleofás (cada uno puede poner aquí
su nombre) suavemente le dice a Jesús: ¿Pero tú no te has enterado de nada? En
nuestros días diríamos: ¿Es que no has leído el periódico, oído la radio, visto
la tele o conectado a Internet?.
“Él
les preguntó: -¿Qué ha pasado?”
Jesús
tranquilamente les y nos dice: pues contármelo vosotros, ponerme al cabo de la
situación.
“Ellos
contestaron: -Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y
palabras ante Dios y ante todo el pueblo. ¿No sabes que los jefes de los
sacerdotes y nuestras autoridades lo entregaron para que lo condenaran y
crucificaron? Nosotros esperábamos que él fuera el libertador de Israel. Y sin
embargo, ya hace tres días que ocurrió esto. Bien es verdad que algunas de
nuestras mujeres nos han sobresaltado, porque fueron temprano al sepulcro y no
encontraron el cuerpo. Hablaban incluso de que se les habían aparecido unos
ángeles que decían que estaba vivo. Algunos de los nuestros fueron al sepulcro
y lo hallaron todo como las mujeres decían, pero a él no le vieron.”
Aquí ellos y nosotros muestran y mostramos el punto central del
asunto. Es verdad que seguir a Jesús está muy bien, hizo grandes signos y
nosotros pensábamos que iba a cambiar esta situación pero no, toda ha acabado
en fracaso, en frustración y en sin sentido. Es cierto que ha habido algunos
signos extraños pero nuestro corazón sigue dolorido.
“Entonces
Jesús les dijo: -¡Qué torpes sois para comprender, y que cerrados estáis para
creer lo que dijeron los profetas! ¿No era preciso que el Mesías sufriera todo
esto para entrar en su gloria? Y empezando por Moisés y siguiendo por los
profetas, les explicó lo que decían de él las escrituras”.
Jesús les dice y nos dice el punto central de este encuentro ¿no
sabéis que el plan de Dios pasa por el silencio, el fracaso y la debilidad?
¿Acaso las escrituras no muestran que el camino de la fe no es una autopista
sino un sendero que sube a la montaña y lleno de obstáculos? Y Jesús por
distintos medios (acontecimientos, personas, lecturas...etc) comparte con
nosotros su mensaje.
“Al
llegar a la aldea adonde iban, Jesús hizo ademán de seguir adelante. Pero ellos
le insistieron diciendo: -Quédate con nosotros, porque es tarde y está
anocheciendo. Y entró para quedarse con ellos.”
Jesús
le da y nos da libertad para expresar cómo nos sentimos. Ellos y nosotros nos
sentimos a gusto con Jesús y nos atrevemos a pedirle que se quede con nosotros
y él lo hace.
“Cuando
estaba sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, lo bendijo, lo partió y se lo
dio. Entonces se les abrieron los ojos y lo reconocieron, pero Jesús
desapareció de su lado.”
Jesús hace gestos para que entendamos que es él. Aquí se vuelve a
compartir delante de ellos y de nosotros y es entonces cuando podemos
reconocerle.
“Y se
dijeron uno a otro: -¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el
camino y nos explicaba las Escrituras? En aquel mismo instante se pusieron en
camino y regresaron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los once y a
todos los demás, que les dijeron: -Es verdad, el Señor ha resucitado y se ha
aparecido a Simón. Y ellos contaban lo que les había ocurrido cuando iban de
camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.”
A los dos discípulos de Emaús y a nosotros nos cambia la vida y la
mirada. Cómo nos indica la pintura que tenemos en la entrada de San José II: “LA MIRADA SIEMPRE HABLA DEL CORAZÓN”.
Ahora podemos volver a Jerusalén y a
cualquier lugar y compartir nuestras experiencias y enriquecernos mutuamente.
Iñaki Mardones Aja
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