En el Journal of Clinical Oncology, online del 17 de diciembre del 2012, aparece un artículo interesante sobre un estudio que refleja que el acompañamiento espiritual en el final de la vida aún es poco frecuente, y parece ser que es por falta de entrenamiento y por falta de tiempo; bajo mi punto de vista, lo importante es que se hable de estos temas y que se ponga de relieve que no se debe pasar de largo ante la dimensión espiritual del ser humano, considero que es dar pasos para llegar a realizar el camino de un buen acompañamiento espiritual a los enfermos:
«Los
médicos y los enfermeros de cuatro hospitales de Boston citaron la falta de
entrenamiento para explicar por qué casi no le proporcionaban asistencia
espiritual a los pacientes oncológicos terminales, a pesar de que la mayoría lo
consideraba muy importante en el final de la vida.
"Me
sorprendió que la causa fuera principalmente la falta de entrenamiento",
dijo la autora principal, doctora Tracy Balboni, radióloga oncológica del
Instituto del Cáncer Dana-Farber, en Boston.
Las
guías de cuidados paliativos de Estados Unidos recomiendan que los médicos
presenten atención a las necesidades religiosas y espirituales de los pacientes
durante la atención en el final de la vida.
Sin
embargo, los 204 médicos que participaron del estudio dijeron que les habían
proporcionado asistencia espiritual al 24 por ciento de los pacientes; los 118
enfermeros lo habían hecho en el 31 por ciento de los casos.
Los
69 pacientes con cánceres avanzados que respondieron la encuesta hablaron de
una frecuencia aún menor de esa asistencia al decir que el 14 por ciento de los
enfermeros y el 6 por ciento de los médicos les habían proporcionado algún tipo
de asistencia espiritual.
"Hubo
una época en la que los enfermeros y los médicos hubiesen respondido 'Ese no es
mi trabajo', pero la tendencia está cambiando", dijo la especialista en
cuidados paliativos Betty Ferrell, de Ciudad de la Esperanza, un hospital
dedicado a la investigación y tratamiento del cáncer en Duarte, California.
"Nos
estamos dando cuenta de que no podemos seguir ignorando este aspecto de la
atención", indicó Ferrell, profesora de enfermería que no participó del
estudio.
El
equipo de Balboni diseñó una encuesta, la primera en su tipo, para comparar las
actitudes hacia la atención espiritual en pacientes, enfermeros y oncólogos
seleccionados al azar en cuatro hospitales.
Las
respuestas indicaron que la mayoría de los profesionales y los pacientes
consideraba apropiados ocho ejemplos de asistencia espiritual, como rezar con
el paciente porque así lo pidió o derivarlo al capellán del hospital.
Luego,
el equipo les pidió a los participantes que calificaran experiencias
espirituales previas. De nuevo, la mayoría coincidió en que el efecto en la
atención sería positivo.
Otra
posibilidad que se le ofreció a los médicos y los enfermeros fue la falta de
tiempo. "El 73 por ciento respondió que era una barrera importante para
asistir espiritualmente a los pacientes", indicó Balboni.
Pero
los que argumentaron escasez temporal brindaron asistencia espiritual con la
misma frecuencia que aquellos que dijeron que tenían tiempo suficiente para
hacerlo. Eso sugiere que el tiempo no sería el problema.
De
hecho, la falta de entrenamiento se mantuvo como la principal barrera para
brindar contención espiritual. Sólo el 13 por ciento de los médicos y los
enfermeros habían sido entrenados al respecto alguna vez.
"No
podemos hacer lo que no sabemos. Los médicos y los enfermeros nunca aprendieron
a identificar y responder a una necesidad espiritual", dijo la autora.
Además,
el campo de la atención espiritual demanda una definición más clara, según
sostuvo la doctora Christina Puchalski, directora del Instituto George
Washington para la Espiritualidad y la Salud.
"Existe
una gran controversia sobre si se puede preguntar la religión de un
paciente", dijo Puchalski.
"Pero
estudios previos habían demostrado que lo que importa no es la denominación
religiosa de los pacientes, sino qué le da significado y sentido a sus vidas,
como la familia, el arte, el trabajo, la naturaleza u otros
valores"»
Últimamente se habla
mucho de las necesidades espirituales del enfermo; tras leer este artículo,
creo que habría que empezar a considerar otro enfoque, que consistiría en fijarse en las posibilidades más que en las
necesidades, por qué no fijarnos más en lo que se puede hacer, lo que se
puede aportar, en ofrecer las posibles opciones y dejar de recrearnos en las
limitaciones, en lo que se debería.
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