Vamos a compartir ahora una historia de Resurrección,
de una persona gravemente enferma, que se sintió acariciada, acogida y animada
por el Papa Francisco y cuya vida cambió. Se trata de LA HISTORIA DE VINICIO:
En 2013,
una foto dio la vuelta al mundo, el abrazo emotivo que el Papa Francisco dio a
un enfermo en una de las audiencias semanales del pontífice en Roma.
Casi
dos semanas después de aquel momento este hombre enfermo ya no es un ser
anónimo. Su nombre es Vinicio Tiene 53 años y padece una enfermedad de origen
genético.
En la
Plaza de San Pedro abarrotada Francisco fijó sus ojos en un enfermo que habían
llevado en peregrinación, una persona gravemente enferma con grandes bultos por
todo el cuerpo y al que el Papa acarició, consoló, abrazo y beso. Una
instantánea que conmovió a todos.
Vinicio
nación en Isola, un pequeño pueblo de la provincia de Vicenza (Italia). Vive
con su hermana pequeña Morena y con su tía Caterina, su tutora. Como su hermana
(ésta de una forma menos severa) sufre la enfermedad de Rechlinhousen desde los
15 años.
“Me
dijeron que a los 30 años ya estaría muerto, pero todavía estoy aquí”.
Se
trata de una enfermedad rara también conocida como “neurofibromíasis de tipo 1”
que le produce el crecimiento de tumores y de quistes por todo el cuerpo, hasta
provocar que la persona casi quede irreconocible.
Actualmente
no hay ningún tratamiento que puede curar esta enfermedad.
Vinicio,
de alguna manera ha tenido suerte: su tía lo ama profundamente, le lava y le
cura las numerosas llagas de su cuerpo.
Ella
fue quien le acompañó al encuentro con Francisco a la Plaza de San Pedro para
conmemorar el 110 aniversario de la Unitalsi, una organización católica que
cuida y consuela a los enfermos.
Ha
sido tratado en la calle como “hombre elefante”. Recuerda como las madres
cruzan la calle para evitarlo, pero los de su comunidad han llegado a quererlo.
En una
entrevista exclusiva con la revista de noticias italiana Panorama, Vinicio
comentó que se quedó sin habla cuando el Papa no dudó en tocarlo. Rechazado en
la calle, y que ha provocado el horror incluso en sus médicos, describió por
primera vez el encuentro diciendo que ser acariciado por Francisco es como
“estar en el paraíso”.
“El
Papa no me ha tenido miedo y me ha abrazado. Mientras me acariciaba, no sentí
más que amor”.
“Me
abrazó completamente en silencio”. “A veces el silencio dice más que las
palabras”.
“Primero
me tomó la mano, mientras con la otra mano, me acarició la cabeza y las heridas
y después me atrajo hacia él, con un fuerte abrazo y besó mi cara. Me apretó
fuerte, fuerte, como si me mimara, y ya no me soltó. Intenté hablar, decirle
algo, pero no lo logré: la emoción era demasiado fuerte. Eso duró algo más de
un minuto, pero me pareció una eternidad”. “Sentí que el corazón se me salía
del cuerpo”
El
encuentro con Francisco fue para Vinicio el comienzo de una nueva etapa.
Dice
que después del abrazo del Papa se sintió tan emocionado que se volvió a su
tía: “Esto me va a matar de la emoción”. Ya con más calma le dijo: “Aquí dejo
mi dolor”.
Dice
su tía que después del abrazo del Papa es otro hombre. Se siente feliz, e
importante. Sus fotos y sus entrevistas están dando la vuelta al mundo.
Vamos
a hacer un gesto de Pascua. Como en esta historia las manos del Papa son
importantes y también las manos de Jesús Resucitado ocupan un lugar importante,
hacemos un gesto para que nuestras manos ayuden y alivien a los demás.
Iñaki Mardones
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