Con estas palabras, que nos presentan la sencillez y el candor de Francisco de Asís, quiero compartir el contenido y
la forma de evangelizar, en las que descubrimos que DIOS EN TODO LUGAR ESTÁ:
“El Señor nos
ha enviado a evangelizar a los hombres, pero ¿has pensado ya lo que es evangelizar
a los hombres? Mira, evangelizar a un hombre es decirle: ‘Tú también eres amado
de Dios en el Señor Jesús’. Y no sólo decírselo, sino pensarlo realmente. Y no
sólo pensarlo, sino portarse con este hombre de tal manera que sienta y
descubra que hay en él algo de salvado, algo más grande y más noble de lo que
él pensaba, y que se despierte así a una nueva conciencia de sí. Eso es
anunciarle la Buena Nueva, y eso no podemos hacerlo más que ofreciéndole
nuestra amistad; una amistad real, desinteresada, sin condescendencia, hecha de
confianza y de estima profundas. Es preciso ir hacia los hombres. La tarea es
delicada. El mundo de los hombres es un inmenso campo de lucha por la riqueza y
el poder, y demasiados sufrimientos y atrocidades les ocultan el rostro de
Dios. Es preciso, sobre todo, que al ir hacia ellos no les aparezcamos como una
nueva especie de competidores. Debemos ser en medio de ellos testigos pacíficos
del Todopoderoso, hombres sin avaricias y sin desprecios, capaces de hacerse
realmente sus amigos. Es nuestra amistad lo que ellos esperan, una amistad que
les haga sentir que son amados de Dios y salvados en Jesucristo”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario