Dios es amor.
Tú, Padre, nos has amado tanto,
lo hemos experimentado a lo largo de la Historia:
en Egipto, en Israel, en la Cruz,
en nuestras vidas.
A veces la enfermedad pretende
arrebatarnos esta increíble experiencia,
otras veces, es la ocasión para vivirla.
También hoy sigo sintiendo tu Amor,
en tantos acontecimientos,
en tantas experiencias,
en tantas personas.
Un amor que o me deja indiferente:
me empuja también a mí a Amar,
a amar en dos direcciones:
a Ti y al hermano.
Dame tu Espíritu, Señor,
para amar siempre como Tú:
mirar como Tú, servir como Tú,
entregarme como Tú.
Con los enfermos,
pero también cuando a mime toque
la enfermedad o el sufrimiento.
Que tu Amor me contagie y penetre,
para llegar a decir también yo:
«ya no soy yo, es Cristo quien ama en mí».
Gracias, Señor, por tu Amor,
gracias por tu Caridad.
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