martes, 29 de enero de 2013

Sufrimiento


El sufrimiento es una realidad por la que pasan todos los seres humanos, de hecho es una de las paradojas que siempre ha preocupado al hombre, desde este surgen muchos de los grandes interrogantes de la vida, el gran por qué; y se ha teorizado mucho sobre ello, existen enormes tratados sobre el sentido del sufrimiento; pero, cuando se siente en la propia vida, se convierte en una experiencia concreta que afecta a todas las dimensiones del ser humano, física, social, emocional y espiritualmente.

Y descubrimos que no existen recetas para afrontar esos momentos concretos, muchas veces son procesos largos, no hay soluciones rápidas para poner freno a ese dolor, y descubrimos que lo que realmente importante en la lucha de esa realidad concreta, es el acompañamiento; alguien que camine a nuestro lado por este laberinto que en ocasiones se presenta tan oscuro que es muy difícil encontrar la salida, necesitamos personas que como luciérnagas den un poquito de luz a nuestro camino.

Nadie puede evitar sufrir alguna vez: el sufrimiento es propio del ser humano. Vivimos en un universo imperfecto, y nuestras decisiones pueden estar equivocadas, pero  somos libres para tomar esas decisiones y podemos elegir cómo responder ante el sufrimiento.

Como el oro se purifica con el fuego, así el corazón humano puede purificarse con el sufrimiento. El sentido del sufrimiento propone un camino hacia la transformación, para que, respondiendo generosamente a los desafíos de la vida, nuestro corazón pueda brillar con un nuevo resplandor.

sábado, 26 de enero de 2013

Una ''oportunidad propicia para intensificar la diaconía de la caridad''


Mensaje del presidente del Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud Zygmunt Zimowski

CIUDAD DEL VATICANO, 25 de enero de 2013. ZENIT nos ofrece el mensaje del presidente del Consejo Pontificio para los Agentes Sanitarios (para la Pastoral de la Salud) monseñor Zygmunt Zimowski, con motivo de la LX Jornada Mundial de Lucha contra la Lepra, que se celebra el domingo 27 de enero.

El domingo 27 de enero de 2013 se celebra la LX edición de la Jornada Mundial de lucha contra la Lepra, un mal tan antiguo y al mismo tiempo tan grave por los padecimientos, la exclusión social y la pobreza que comporta el Morbo de Hansen. Esta jornada es una preciosa oportunidad para todos los cristianos, las entidades bienhechoras y las personas de buena voluntad, para que refuercen su empeño en favor de las víctimas directas o indirectas, por ejemplo los familiares de la personas infectadas por el Mycobacterium Leprae, y para promover un renovado impulso a la reinserción social de las personas que presentan sus inconfundibles mutilaciones. Según los datos más recientes de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el año 2011 cerca de 220.000 hombres, mujeres y niños, contrajeron la lepra y muchos de estos nuevos casos fueron identificados ya en un estado adelantado de la enfermedad. Se trata de una constatación de que, no obstante la meritoria acción de realidades internacionales y nacionales, gubernamentales o no, como la OMS y las fundaciones Raoul Follereau y Sasakawa, aún permanece una insuficiente posibilidad de acceso a las estructuras para el diagnóstico, de carencia en la formación para prevenir en las comunidades el riesgo de contagio, y a la necesidad de acciones higiénico-sanitarias específicas. Todo esto es fundamental en lo que concierne la lepra que, si es curada, ya no es mortal, tal como sucede ampliamente también para las demás "enfermedades abandonadas" que en su totalidad siguen provocando anualmente centenares de miles de decesos, graves discapacidades o aflicciones permanentes en el estado de salud de adultos, adolescentes y niños en los países económicamente desventajados. Son patologías, auténticos flagelos en el Sur del mundo, pero que no logran captar la suficiente atención de la comunidad internacional, no obstante encontremos entre ellas el dengue, la enfermedad del sueño, la bilharziasis, la oncocercosis, la leishmaniasis y el tracoma.

Frente a esta emergencia sanitaria, a la luz del Año de la Fe en curso, y con el deseo de comprometernos como católicos cada vez más en cumplir lo que Jesús pide con el mandamiento Euntes docete et curate infirmos (Mt 10, 6-8) y con nuestro Bautismo, hagamos lo posible a fin de que esta LX Jornada Mundial de lucha contra la Lepra sea una nueva "ocasión propicia para intensificar la diaconía de la caridad en nuestras comunidades eclesiales, para ser cada uno buen samaritano del otro, del que está a nuestro lado"2, comenzando por quien ha sido afectado por el Morbo de Hansen. Dejemos que el ejemplo de Santos, Beatos y personas de buena voluntad, como san Damián de Molokai SS.CC. y santa Mariana Cope OSF, la beata Madre Teresa de Calcuta, fundadora de las Misioneras de la Caridad, Marcelo Candia y Raoul Follereau, de quien este año se conmemora también el 110 aniversario de su nacimiento, nos inspiren y nos sostengan para llevar ayuda y consuelo a estos hermanos y hermanas nuestros enfermos, a los más pequeños y a los más marginados que, siendo inocentes, sufren la espada de la injusticia.

Agradezco a la Providencia divina haber podido visitar personalmente el año pasado, tanto la isla de Molokai, donde trabajaron san Damián y santa Mariana, como Madagascar, donde trabajó el beato Jan Beyzym, jesuita. Son lugares ricos de humanidad y de fe en los cuales pude encontrar a personas afectadas por la lepra y tuve ocasión de orar por todos vosotros enfermos y por las personas que están a vuestro lado.

Además, una tarea igualmente importante por desarrollar corresponde precisamente a vosotros, a todas las personas víctimas de la lepra, que están llamadas a cooperar para que se afirme una sociedad más inclusiva y justa que permita la reinserción de quien ha sido curado, a divulgar y promover las posibilidades de diagnóstico y de cuidado existentes, a remarcar la necesidad de someterse a terapias para ser curados contribuyendo a erradicar la infección, a difundir en las realidades donde se encuentran los criterios higiénico-sanitarios indispensables para impedir su propagación. Asimismo, el cristiano que ha sido afectado por la lepra tiene la posibilidad de vivir su condición en una perspectiva de fe "encontrando su sentido mediante la unión con Cristo, que ha sufrido con infinito amor"3, orando y ofreciendo su tribulación por el bien de la Iglesia y de la humanidad. Con la convicción de que lo que ha sido puesto en evidencia seguramente no es fácil y requiere caridad consigo mismos y con el prójimo, la capacidad de esperar, mucho valor y paciencia y determinación, deseo recordar que Pablo de Tarso subraya que ninguno de nosotros ha "recibido un espíritu como esclavos para recaer en el temor", sino que hemos "recibido un espíritu como hijos adoptivos por medio del cual gritamos: "¡Abbá, Padre!". Y, "si hijos, también herederos: herederos de Dios, y coherederos de Cristo, ya que sufrimos con Él, para ser también con Él glorificados"4,de modo que también en las situaciones más adversas "ni las potestades, ni la altura ni la profundidad ni otra criatura alguna podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús Señor nuestro" 5.

Al agradecer, en fin, a todos los que se han dedicado y se dedican a la lucha contra la lepra, dirijo mi más ferviente oración a Maria Salus Infirmorum a fin de que todos los que sufren encuentren alivio y sostén al lado de las personas que a ellos dedican su vida.

Con mi cercanía, oración y bendición.
+Zygmunt Zimowski

NOTAS
1 Benedicto XVI, Mensaje para la XXI Jornada Mundial del Enfermo 2013, 4.
Ibid., 4.
3 Benedicto XVI, Carta Encíclica Spe Salvi, 37.
Rm 8, 15-17.
Rm 8, 39.

viernes, 25 de enero de 2013

Pérdidas - Duelos


Todos los seres humanos sufren en alguna ocasión. Si nos comprometemos con la vida, acabaremos experimentando alguna pérdida, y las pérdidas son dolorosas. Nuestras pérdidas pueden ser grandes o pequeñas. Pueden ser tan intrascendentes como la privación de una rutina a la que estábamos acostumbrados o tan grandes como la pérdida de alguien a quien queríamos profundamente.
Debemos dedicar a cada pérdida lo que se merece, aceptando el sufrimiento al que nos estemos enfrentando, sea cual sea, y concediendo a nuestro dolor el tiempo, el espacio y la atención necesarios para que siga su curso. No hay ningún calendario establecido para el duelo; debes dejar que sea la sabiduría de tu cuerpo quien te guíe.

La oración puede servirte de ayuda en numerosas fases de confusión, negación, enfado, dolor, remordimiento, tristeza e incluso gratitud. La clave es rezar desde donde de verdad te encuentres, no desde donde crees que Dios considera que debes estar. No te eches atrás. Reza durante todo el proceso de tu dolor, y Dios, a su debido tiempo, te conducirá a una nueva plenitud y alivio en los que tu pérdida también tendrá cabida.

Tom McGrath

lunes, 21 de enero de 2013

Girasoles junto a sauces


Antes o después, el dolor físico, el sufrimiento moral, el sabor amargo de heridas no cicatrizadas, la aridez vital y el vacío de ideales llaman a todas las puertas. Este libro es un viaje por el laberinto del sufrimiento humano a la luz de la esperanza. Está dirigido a los agentes de pastoral sanitaria, a los médicos, a los enfermeros, a los voluntarios y a cuantos se acercan diaria u ocasionalmente a los enfermos y a otras personas que sufren, con las cuales hay que establecer una comunicación más profunda y sanadora, para que junto a cada doliente (sauce) pueda haber un girasol: un espejo capaz de derramar comprensión, óleo de curación, esperanza, luz y oportunidades de vivir y enfocar mejor el conjunto de la vida.

Los tres primeros capítulos tienen un horizonte más dilatado y se ofrecen como telón de fondo para delinear la presencia de la Iglesia en el mundo de la salud, para confrontar experiencias y tendencias en el modo de vivir la enfermedad y para proyectar orientaciones a favor de la humanización del hospital.

Los capítulos que siguen a estos tres desarrollan un análisis sistemático de las diversas piezas que constituyen el mosaico de la relación de ayuda, en el contexto del mosaico global de la persona:

     1.        Iconos bíblicos de la compasión
     2.        El enfermo de ayer y de hoy
     3.        Un decálogo para humanizar el hospital hoy
     4.        CPE: Un modelo para hacer bien el bien
     5.        La atención global a la persona
     6.        Componentes de la relación de ayuda
     7.        Las necesidades
     8.        Las actitudes
     9.        Los sentimientos
     10.     Los mecanismos de defensa
     11.     Las motivaciones
     12.     Las expectativas
     13.     Los roles
     14.     Las máscaras
     15.     Los valores
     16.     La espiritualidad
     17.     La armonización del mosaico

Escucha lo que no te digo


Creo que todos, de alguna forma, nos podemos sentir identificados con alguna de las frases de este texto, que, como dice Prangrazzi en ‘Girasoles junto a sauces’, propone con imágenes eficaces, los pensamientos, los sentimientos y las necesidades que habitan a la sombra de las máscaras:

«No te dejes engañar por mí.
No permitas que te engañen mis apariencias.
Porque no son más que una máscara,
quizá mil máscaras que temo quitarme,
aunque ninguna me representa.
Doy la impresión de estar seguro,
de que todo va viento en popa, tanto dentro como fuera,
de que soy la confianza personificada,
de que la calma es mi segunda naturaleza,
de que controlo la situación
y de que no tengo necesidad de nadie.
Pero no me creas, te lo ruego.
Externamente puedo parecer tranquilo,
pero lo que ves es una máscara.
Por debajo, escondido, está mi verdadero yo
sumido en la confusión, el miedo y la soledad.
Pero lo escondo.
No quiero que nadie lo sepa.
Me aterra pensar que pueda saberse.
Por eso tengo constantemente necesidad
de crear una máscara que me oculte,
una imagen pretenciosa que me proteja
de las miradas sagaces.
Pero esas miradas son precisamente mi salvación,
y lo sé perfectamente,
con tal de que vayan acompañadas
de la aceptación y el amor.
Entonces se convierten en el instrumento
que puede liberarme de mí mismo,
del mecanismo de las barreras que he levantado;
el instrumento que puede asegurarme de aquello
de lo que no consigo convencerme a mí mismo:
de que realmente tengo un valor.
Pero esto no te lo digo:
no tengo el suficiente coraje.
Me da miedo que tu mirada no venga acompañada
de la aceptación y del amor.
Quizá temo que puedas cambiar de opinión sobre mí,
que te burles de mí
y que tu sonrisa me fulmine.
En el fondo, lo que temo es no valer nada,
y que tú te des cuenta y me rechaces.
Por eso sigo con mi juego
de pretensiones desesperadas,
con una apariencia externa de seguridad
y con un niño tembloroso por dentro.
Despliego mi desfile de máscaras
y dejo que mi vida se convierta en una ficción.
Te cuento todo lo que no importa nada,
y nada de lo que de verdad importa,
de lo que me consume por dentro.
Por eso, cuando reconozcas esta rutina,
no te dejes engañar por mis palabras:
escucha bien lo que no te digo,
lo que querría decir, lo que necesito decir,
pero no consigo decir.
No me agrada esconderme, te lo aseguro.
Me encantaría ser espontáneo, sincero y genuino,
pero tendrás que ayudarme.
Por favor, tiéndeme tu mano,
aún cuando parezca que eso es lo último que deseo.
Tú puedes sacar a la luz mi vitalidad:
cada vez que tratas de comprenderme,
porque me quieres,
mi corazón palpita y renace.
Quiero que sepas lo importante que eres para mí
y el poder que tienes, si quieres,
de sacar a la luz la persona que yo soy.
Escúchame, te lo ruego.
Tú puedes derribar las barreras
tras de las que me refugio;
tú puedes arrancar mi máscara;
tú puedes liberarme de mi prisión solitaria.
¡No me ignores! ¡No pases de largo, por favor!
Ten paciencia conmigo.
A veces parece que, cuanto más te acercas,
tanto más me rebelo contra tu presencia.
Es irracional, pero es así:
combato aquello de lo que tengo necesidad.
¡Así somos los humanos muchas veces!
Pero el amor es más fuerte que toda resistencia,
y ahí reside mi esperanza.
Mi verdadera esperanza.
Ayúdame a derribar las barreras
con tus manos firmes,
pero a la vez delicadas,
pues un niño es siempre muy frágil.
¿Te preguntas quién soy?
Soy alguien a quien conoces muy bien.
Soy cada persona con quien te encuentras.
Soy tú mismo».
Autor desconocido

Por otro lado, Bermejo comenta sobre este texto anónimo, que «podría parecer que tiene una base pesimista; pero, en realidad desvela dinamismos universales que nos pueden provocar una particular atención al mundo interior de las personas a lasque deseamos acompañar con empatía terapéutica. No es solo lo dicho lo que hay en el otro, sino lo que habita su corazón y reclama una atenta escucha».

Empatía


Empatía terapéutica. La compasión del sanador herido’, un interesante libro de José Carlos Bermejo, editado por Desclée de Brouwer, que se centra en la relación de la empatía con la genuina compasión, con el manejo de la vulnerabilidad del propio ayudante que, a la vez de ser sanador, también está herido.

Podrás encontrar textos como este: «En el bosque conceptual y casi de torre de Babel que se ha ido creando en torno a los conceptos de empatía y compasión, tiendo a pensar, cada vez con más convencimiento, que la compasión es la empatía en estado más puro. Si abandonamos los usos superficiales, facilones, acomodaticios de la palabra empatía cada vez que no comprometen con el sufrimiento ajeno, nos aproximamos a la pureza del concepto empatía, calificada por nosotros como empatía terapéutica, que es respuesta eficaz de quien se dispone compasivamente ante el sufrimiento ajeno. La compasión que experimento ante los enfermos al final de la vida, los mayores dependientes, las personas en duelo que encuentro en mi vida profesional, no se agota en la empatía terapéutica, pero encuentra en ella una forma privilegiada de expresión, particularmente en los encuentros de relación de ayuda o counselling.»

miércoles, 9 de enero de 2013

Terapia asistida con animales

La Fundación Affinity premia al centro de San Juan de Dios en Ciempozuelos por su trabajo asistencial con animales de compañía. Ana Póvez, psicóloga responsable de la terapia asistida con animales, explica que el trabajo se divide en varios grupos de acción, como el dedicado a personas con discapacidad intelectual moderada o leve, que se ocupan diariamente de todo lo necesario para mantener a los animales.



martes, 8 de enero de 2013

Anda y haz tú lo mismo

El papa en su carta ha invitado a reconocer a Cristo en el rostro de los enfermos, siguiendo la enseñanza de la parábola del buen samaritano, y a serlo junto al otro que está a nuestro lado, lo que vale también para el mismo enfermo, que puede vivir su propia condición en una perspectiva de fe:



MENSAJE DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
CON OCASIÓN DE LA XXI JORNADA MUNDIAL DEL ENFERMO
(11 de febrero de 2013)

«Anda y haz tú lo mismo» (Lc 10,37)

Queridos hermanos y hermanas:

1. El 11 de febrero de 2013, memoria litúrgica de la Bienaventurada Virgen María de Lourdes, en el Santuario mariano de Altötting, se celebrará solemnemente la XXI Jornada Mundial del Enfermo. Esta Jornada representa para todos los enfermos, agentes sanitarios, fieles cristianos y para todas la personas de buena voluntad, «un momento fuerte de oración, participación y ofrecimiento del sufrimiento para el bien de la Iglesia, así como de invitación a todos para que reconozcan en el rostro del hermano enfermo el santo rostro de Cristo que, sufriendo, muriendo y resucitando, realizó la salvación de la humanidad» (Juan Pablo II, Carta por la que se instituía la Jornada Mundial del Enfermo, 13 mayo 1992, 3). En esta ocasión, me siento especialmente cercano a cada uno de vosotros, queridos enfermos, que, en los centros de salud y de asistencia, o también en casa, vivís un difícil momento de prueba a causa de la enfermedad y el sufrimiento. Que lleguen a todos las palabras llenas de aliento pronunciadas por los Padres del Concilio Ecuménico Vaticano II: «No estáis… ni abandonados ni inútiles; sois los llamados por Cristo, su viva y transparente imagen» (Mensaje a los enfermos, a todos los que sufren).

2. Para acompañaros en la peregrinación espiritual que desde Lourdes, lugar y símbolo de esperanza y gracia, nos conduce hacia el Santuario de Altötting, quisiera proponer a vuestra consideración la figura emblemática del Buen Samaritano (cf. Lc 10,25-37). La parábola evangélica narrada por san Lucas forma parte de una serie de imágenes y narraciones extraídas de la vida cotidiana, con las que Jesús nos enseña el amor profundo de Dios por todo ser humano, especialmente cuando experimenta la enfermedad y el dolor. Pero además, con las palabras finales de la parábola del Buen Samaritano, «Anda y haz tú lo mismo» (Lc 10,37), el Señor nos señala cuál es la actitud que todo discípulo suyo ha de tener hacia los demás, especialmente hacia los que están necesitados de atención. Se trata por tanto de extraer del amor infinito de Dios, a través de una intensa relación con él en la oración, la fuerza para vivir cada día como el Buen Samaritano, con una atención concreta hacia quien está herido en el cuerpo y el espíritu, hacia quien pide ayuda, aunque sea un desconocido y no tenga recursos. Esto no sólo vale para los agentes pastorales y sanitarios, sino para todos, también para el mismo enfermo, que puede vivir su propia condición en una perspectiva de fe: «Lo que cura al hombre no es esquivar el sufrimiento y huir ante el dolor, sino la capacidad de aceptar la tribulación, madurar en ella y encontrar en ella un sentido mediante la unión con Cristo, que ha sufrido con amor infinito» (Enc. Spe salvi, 37).

3. Varios Padres de la Iglesia han visto en la figura del Buen Samaritano al mismo Jesús, y en el hombre caído en manos de los ladrones a Adán, a la humanidad perdida y herida por el propio pecado (cf. Orígenes, Homilía sobre el Evangelio de Lucas XXXIV, 1-9; Ambrosio,Comentario al Evangelio de san Lucas, 71-84; Agustín, Sermón 171). Jesús es el Hijo de Dios, que hace presente el amor del Padre, amor fiel, eterno, sin barreras ni límites. Pero Jesús es también aquel que «se despoja» de su «vestidura divina», que se rebaja de su «condición» divina, para asumir la forma humana (Flp 2,6-8) y acercarse al dolor del hombre, hasta bajar a los infiernos, como recitamos en el Credo, y llevar esperanza y luz. Él no retiene con avidez el ser igual a Dios (cf. Flp 6,6), sino que se inclina, lleno de misericordia, sobre el abismo del sufrimiento humano, para derramar el aceite del consuelo y el vino de la esperanza.

4. El Año de la fe que estamos viviendo constituye una ocasión propicia para intensificar la diaconía de la caridad en nuestras comunidades eclesiales, para ser cada uno buen samaritano del otro, del que está a nuestro lado. En este sentido, y para que nos sirvan de ejemplo y de estímulo, quisiera llamar la atención sobre algunas de las muchas figuras que en la historia de la Iglesia han ayudado a las personas enfermas a valorar el sufrimiento desde el punto de vista humano y espiritual. Santa Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz, «experta en la scientia amoris» (Juan Pablo II, Carta ap. Novo Millennio ineunte, 42), supo vivir «en profunda unión a la Pasión de Jesús» la enfermedad que «la llevaría a la muerte en medio de grandes sufrimientos» (Audiencia general, 6 abril 2011). El venerable Luigi Novarese, del que muchos conservan todavía hoy un vivo recuerdo, advirtió de manera particular en el ejercicio de su ministerio la importancia de la oración por y con los enfermos y los que sufren, a los que acompañaba con frecuencia a los santuarios marianos, de modo especial a la gruta de Lourdes. Movido por la caridad hacia el prójimo, Raúl Follereau dedicó su vida al cuidado de las personas afectadas por el morbo de Hansen, hasta en los lugares más remotos del planeta, promoviendo entre otras cosas la Jornada Mundial contra la lepra. La beata Teresa de Calcuta comenzaba siempre el día encontrando a Jesús en la Eucaristía, saliendo después por las calles con el rosario en la mano para encontrar y servir al Señor presente en los que sufren, especialmente en los que «no son queridos, ni amados, ni atendidos». También santa Ana Schäffer de Mindelstetten supo unir de modo ejemplar sus propios sufrimientos a los de Cristo: «La habitación de la enferma se transformó en una celda conventual, y el sufrimiento en servicio misionero… Fortificada por la comunión cotidiana se convirtió en una intercesora infatigable en la oración, y un espejo del amor de Dios para muchas personas en búsqueda de consejo» (Homilía para la canonización, 21 octubre 2012). En el evangelio destaca la figura de la Bienaventurada Virgen María, que siguió al Hijo sufriente hasta el supremo sacrifico en el Gólgota. No perdió nunca la esperanza en la victoria de Dios sobre el mal, el dolor y la muerte, y supo acoger con el mismo abrazo de fe y amor al Hijo de Dios nacido en la gruta de Belén y muerto en la cruz. Su firme confianza en la potencia divina se vio iluminada por la resurrección de Cristo, que ofrece esperanza a quien se encuentra en el sufrimiento y renueva la certeza de la cercanía y el consuelo del Señor.

5. Quisiera por último dirigir una palabra de profundo reconocimiento y de ánimo a las instituciones sanitarias católicas y a la misma sociedad civil, a las diócesis, las comunidades cristianas, las asociaciones de agentes sanitarios y de voluntarios. Que en todos crezca la conciencia de que «en la aceptación amorosa y generosa de toda vida humana, sobre todo si es débil o enferma, la Iglesia vive hoy un momento fundamental de su misión» (Juan Pablo II, Exhort. ap. postsinodalChristifideles laici, 38).

Confío esta XXI Jornada Mundial del Enfermo a la intercesión de la Santísima Virgen María de las Gracias, venerada en Altötting, para que acompañe siempre a la humanidad que sufre, en búsqueda de alivio y de firme esperanza, que ayude a todos los que participan en el apostolado de la misericordia a ser buenos samaritanos para sus hermanos y hermanas que padecen la enfermedad y el sufrimiento, a la vez que imparto de todo corazón la Bendición Apostólica.

Vaticano, 2 de enero de 2013
Benedictus PP XVI

Una firma por la vida para frenar el aborto en Europa

Detalles de la iniciativa - Iniciativa Ciudadana Europea - Comisión Europea: Detalles de la iniciativa - Iniciativa Ciudadana Europea - Comisión Europea


Una firma por la vida para frenar el aborto en Europa
Entrevista con Carlo Casini, presidente de la Comisión de Asuntos Constitucionales del Parlamento Europeo y del Movimiento por la Vida italiano
Por ANTONIO GASPARI
ROMA, 06 de enero de 2013 (Zenit.org) - La iniciativa ciudadana europea, denominada "Uno de los nuestros" (www.oneofus.eu) está alcanzando la cima. Con la autorización para recoger firmas --incluso en línea--, los movimientos, asociaciones, foros, clubes, parroquias, entre otros, se están movilizando para invitar a sus miembros, y a todos los ciudadanos, a firmar por la vida.
Conforme a lo dispuesto por el Tratado de Lisboa, los promotores de la iniciativa de democracia participativa "Uno de nosotros", deben recoger un millón de firmas al menos en siete países europeos, a fin de que la Comisión Europea atienda y programe un posible acto jurídico para reconocer la petición formulada por los ciudadanos.
En este caso, la iniciativa "Uno de los nuestros" es particularmente importante, ya que pide que se reconozca la vida desde la concepción.
ZENIT ha entrevistado al señor Carlo Casini, presidente de la Comisión de Asuntos Constitucionales del Parlamento Europeo y presidente del Movimiento por la Vida italiano (MPV), quien explicó que con la iniciativa "Uno de los nuestros", se pide que Europa se comprometa a no conceder más fondos para programas contra la vida humana.
En particular, Casini ha pedido que se bloqueen los fondos adjudicados para las asociaciones que promueven el aborto en los países en vía de desarrollo y más allá.
"Por desgracia --dijo Casini--, hoy Europa financia la investigación científica que destruye y manipula embriones, financia los grupos internacionales que promocionan el aborto, y que proponen la interrupción voluntaria del embarazo como una solución a los problemas de salud de las mujeres".
"Yo creo --dijo el presidente del MPV--, que con el reconocimiento de la vida desde la concepción, las políticas de Europa se orientarán a favor de la vida por nacer".
Al preguntarle por qué un ciudadano debe estar interesado ​​en firmar la petición "Uno de los nuestros", Casini dijo que es una necesidad para detener la masacre de los inocentes que se ve cada año, y que alcanza a cerca de un millón doscientos mil niños y niñas concebidos, a los que no se les permite nacer. Y a la vez es una oportunidad para que Europa vuelva a ser el continente del derecho a la vida.
Para el presidente de la Comisión de Asuntos Constitucionales del Parlamento Europeo, la movilización de los ciudadanos europeos a favor del reconocimiento de la vida humana desde la concepción ya está dando buenos resultados, con la coordinación de los movimientos a favor de la vida y de la familia en los diversos países.
Para Casini, el debate que está surgiendo de la iniciativa “Uno de los nuestros”, favorece el progreso cultural y social en Europa y en el mundo.
"Se trata del reconocimiento de la dignidad del ser humano", subrayó el presidente de la MPV, quien concluyó afirmando que "con el compromiso de no financiar las iniciativas educativas, culturales y sanitarias que promueven el aborto, y con el reconocimiento de la vida humana desde la concepción, Europa daría una señal importante al mundo entero".
Para suscribirse a la iniciativa "Uno de nosotros", ir al enlace: http://ec.europa.eu/citizens-initiative/public/initiatives/ongoing/details/2012/000005
Trad: JAVV