Jornada Mundial del Enfermo 2018
José Luis Redrado, OH. Secretario
Emérito del Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud
El tema que
nos ofrece el Papa está tomado del evangelista Juan (19,26-27): “Ahí
tienes a tu Hijo, ahí tienes a tu madre”.
Acompañar a la
familia en la enfermedad.
“La atención
brindada en la familia es un testimonio extraordinario”, dice el Papa.
Curar, aliviar, consolar. ¿Cuántas veces lo hemos dicho del enfermo? ¿Cuántas veces hemos
“estimulado” a los profesionales a este ejercicio? Muchas, muchísimas. Pero no
es suficiente el ejercicio del profesional de la salud, es necesario integrar
un aliado y no cualquiera, este aliado
es la familia. Prepararla e integrarla en el proceso de cuidar, curar y
aliviar. Los profesionales de un centro sanitario deben tener presente esto: la
familia no es un ente ajeno, la familia sufre, se altera, “enferma” con su
enfermo. ¡Qué bien lo supo definir la Pastoral Sanitaria en España cuando
reflexionó con este eslogan en 1989: “La
familia también cuenta” y decía “que
la enfermedad provoca una crisis en la familia que puede destruirla o ayudarla
a crecer en unidad y solidaridad. El enfermo no puede ser bien entendido ni
atendido prescindiendo de la familia, cuyo papel es insustituible… Es preciso
prepararlas y apoyarlas para que
puedan superar la prueba cuando se presente”. Esto mismo hemos escuchado durante
la reflexión que hemos hecho en septiembre del 2017 en las Jornadas Nacionales
de Pastoral de la Salud.
La familia enferma con el familiar enfermo,
se altera, sufre, y debe ser cuidada y curada para que sepa estar, para que sea
medicina y alivio, curación y sanación.
La Jornada del enfermo 2018 puede ser
iluminada, celebrada y aplicada como bien se merece, teniendo siempre presente
que allí donde hay un enfermo hay una familia que sufre con él.
El Mensaje del Papa Francisco para la
Jornada Mundial del enfermo 2018 se inspira en las palabras que Jesús dirige a
su Madre: “Ahí tienes a tu hijo… Ahí
tienes a tu madre. Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa” (Jn 19, 26-27).
Estamos ante un Mensaje muy evangélico,
muy materno y muy exhortativo para los profesionales sanitarios, agentes de
pastoral y para la familias que acompañan al enfermo. Subraya la materna
vocación de María, vocación de cuidar hijos que transmite a Juan y a toda la
Iglesia… Vocación materna de la Iglesia. Toda una historia secular. Acoge a
todos los heridos (nº. 4).
“Y nos impulsa a mirar al pasado para enriquecer el presente con
generosidad, sacrificio, creatividad, compromiso en la investigación científica
para ofrecer a los enfermos una atención innovadora y fiable. Con ello
ayudaremos a preservar a los hospitales católicos del riesgo del “empresarialismo” (nº. 5).
“Jesús entrega a su Iglesia su poder de curar… Y la Iglesia debe mirar a los enfermos con la mirada de su Señor… No olvidemos, dice el Papa, la
ternura y perseverancia con las que muchas familia acompañan a sus hijos, padres
y familiares, enfermos crónicos o discapacitados graves. La atención brindada
en la familia es un testimonio extraordinario de amor por la persona humana que
hay que respaldar con un reconocimiento
adecuado y con políticas apropiadas. Por tanto, médicos y enfermeros,
sacerdotes, consagrados y voluntarios, familiares y todos aquellos que se
comprometen en el cuidado de los
enfermos, participan en esta misión eclesial. Se trata de una
corresponsabilidad compartida que enriquece el valor del servicio diario de
cada uno” (nº. 6).
No hay comentarios:
Publicar un comentario