MENSAJE DE LOS OBISPOS DE LA COMISIÓN
EPISCOPAL DE PASTORAL
Pascua del Enfermo, 21 de Mayo de
2017
PASTORAL DE LA SALUD Y ECOLOGÍA INTEGRAL
“Salud para ti, salud para tu casa”
(1 Sam. 25,6)
La resurrección del Señor es el acontecimiento culmen de la
vida de Cristo. Esa Vida se hace presente también en la celebración de la
Pascua del Enfermo. Acogiendo la llamada del Papa Francisco en su Encíclica Laudato
Si, en esta Campaña 2017 queremos responder a los desafíos de la salud más
allá de la atención a los enfermos. Jesucristo curó a los enfermos, pero
también nos trajo con la salvación un estilo de vivir que es sanante, y llama a
“dar vida y vida en abundancia” (Jn.10,10). Es una llamada a prevenir la
enfermedad, a cuidar de los hermanos y del entorno en que vivimos para dar
salud.
1. El Papa Francisco alerta sobre las consecuencias para la salud
que están generando las agresiones al medio ambiente, la falta de una ética
ecológica y la no atención a los riesgos medioambientales. Consecuencias que se
convierten en enfermedades y sufrimiento, especialmente para los más pobres
(cf. LS.20,21,29,183).
2. En España tenemos en la memoria los casos del petrolero Prestige,
las minas de Alnazcóllar, Seseña o los constantes incendios. Todos ellos
desastres ecológicos, con repercusiones sobre la salud de sus poblaciones, y
que podrían ser evitados. Pero a la vez constatamos otros riesgos que –por
habituales- solemos no dar tanta importancia. Así, estamos expuestos a los
efectos perjudiciales sobre la salud de: la contaminación atmosférica en
nuestras grandes ciudades, la radiación solar, los contaminantes químicos, las
radiaciones ionizantes, electromagnéticas o acústicas, la exposición al gas
radón, o los efectos de las olas de calor y frío. Todos ellos son factores de
enfermedades tales como el cáncer, asma, neumopatías, enfermedades
neuro-psiquiátricas o cardiovasculares, cataratas, sordera u otras. Más de 1,7
millones de niños mueren al año en el mundo por estas causas[1], y en España 80.000
personas enferman anualmente por exposiciones en su lugar de trabajo[2].
3. El Papa nos recuerda que todo está conectado (cf. LS.91).
Pensar en los enfermos y los pobres como centro de las preocupaciones del Señor
y de la Iglesia nos exige trabajar por un ambiente que promueva su salud. Una
pastoral de la salud con mirada preventiva que informe de los riesgos a los que
estamos expuestos y ello nos lleve a evitarlos. Pues “la acción de la
Iglesia no sólo intenta recordar el deber de cuidar la naturaleza, sino que al
mismo tiempo debe proteger sobre todo al hombre” (LS.79).
4. Así, la cultura del descarte y de la indiferencia hace que en
muchas ocasiones las decisiones empresariales o políticas no tengan en cuenta
la salud de áreas poblacionales más pobres o rurales, y en aras de un supuesto
interés mayor se juegue con la salud de éstos. De hecho, la degradación
ambiental tiene mucho que ver con una degradación ética y social. Por ello,
necesitamos imperiosamente que la economía y la política se pongan al servicio
de la persona, especialmente la más débil y amenazada. (cf. LS.48,189).
5. Teológicamente vemos, en la Sagrada Escritura, cómo Dios Padre
crea un mundo armonioso donde el hombre puede vivir saludablemente en él. Es la
acción pecaminosa de éste la que rompe con los demás y con la naturaleza, de
modo que sufrirá sus consecuencias hasta que no se convierta y reconstruya esa
armonía (cf. Gen.1-2). Pero Cristo nos devuelve la salvación, un nuevo modo de
vivir a semejanza de Dios, en una relación plena con todo, que culminará en “un
cielo y una tierra nueva (…) donde ya no habrá muerte, ni luto, ni llanto, ni
dolor” (Ap.21,1.4). Esta es nuestra tarea, llamar a la conversión y
comunicar la buena noticia de la salvación, que se convierte al mismo tiempo en
salud para la persona.
6. Así, pastoralmente, invitamos a nuestras diócesis y parroquias
a coger el testigo de ser custodios de los dones que Dios ha puesto en nuestras
manos y, gracias a ello, aliviar los sufrimientos de nuestros hermanos.
Custodiar a las personas es una de las tareas más bellas que el Señor nos ha
concedido, y los que vivimos esta misión en el día a día con nuestros hermanos
enfermos lo atestiguamos, damos gracias a Dios por ello, y os invitamos a todos
a vivirlo.
7. Para hacer realidad este objetivo debemos, en primer lugar,
atrevernos a vivir una conversión ecológica que contemple e imite el modo de
relacionarse de Cristo con el mundo que le rodeaba, apostar por un estilo de
vida donde la felicidad no se busque en las cosas ni en el consumir, y vivir
una espiritualidad y una mística evangélicas que modulen nuestro pensar, sentir
y vivir en relación con lo creado y con los hermanos enfermos.
8. Unas vivencias individuales que, así mismo, creen acciones
comunitarias de denuncia de riesgos sanitarios, fomento de estudios de impacto
sobre la salud, promoción de actitudes y políticas saludables, apuesta por
colocar siempre a las personas en el centro de la economía, y una
sensibilización y formación que, desde la familia, la escuela y la Iglesia
construya una ‘cultura del cuidado’ hacia la naturaleza, pero en
especial hacia las personas más frágiles.
9. Esta línea de promoción de la salud no excluye que sigamos
trabajando en el día a día por hacer llegar a los que sufren la presencia de
Cristo, salud de los enfermos. Especialmente a aquellos que han enfermado por
factores relacionados con la degradación ambiental. Damos gracias a todas las
familias, sacerdotes, profesionales de la salud, voluntarios parroquiales, que
estáis al lado de cada enfermo. Gracias por vuestro generoso servicio y testimonio.
Así como a cada enfermo, que con su modo de vivir el sufrimiento se convierte
en testigo del Evangelio para los demás.
10. En este mes de mayo, además, hemos celebrado el Día del
Trabajo. En las empresas se juegan muchos de los riesgos para la salud, es por
ello que quisiéramos pedirles que pongan todos los medios de seguridad para que
éstos se reduzcan al mínimo. Pensamos en las grandes empresas pero también en
los trabajos agrarios, donde están tan expuestos a pesticidas y otros tóxicos.
Corresponde a los directivos, pero también a los propios trabajadores, ser
sensibles a ello. La Iglesia quiere que sepáis que siempre estaremos para
acompañaros y defender vuestra salud.
11. Es también el mes de María. Nos unimos a ella como Madre de la
salud que cuida especialmente de los niños y las mujeres, primeras víctimas más
frágiles ante estos factores. Pero, al mismo tiempo, esas mismas mujeres son el
rostro de la lucha por la salud y de la relación armónica con la naturaleza,
los demás y Dios; rostros del cuidado de la fragilidad humana, y testigos de la
dignidad de cada persona desde el inicio al fin de sus vidas.
12. Para concluir, pedimos al Padre que nos ilumine a todos en
este camino, que abra nuestros ojos y nuestro corazón para poner en el centro de
nuestra vida los sufrimientos de los más débiles, y haga de nosotros verdaderos
custodios del Reino que Él quiere para todos.
Los Obispos de la Comisión Episcopal de Pastoral
D. Braulio Rodríguez Plaza, Arzobispo de Toledo
D. Francesc Pardo Artigas, Obispo de Girona
D. José Vilaplana Blasco, Obispo de Huelva
D. Santiago Gómez Sierra, Obispo Auxiliar de
Sevilla
D. Luis Javier Argüello García, Obispo Auxiliar de Valladolid
[1] Informe World Health Organization (OMS), Don’t pollute my future!
The impact of the environment on children’s health, 20017, p.13.
[2] Ministerio de Sanidad y Consumo.
Agencia de Evaluación de Tecnologías Sanitarias. Instituto de Salud Carlos III.
Evaluación de Impacto en Salud y Medio Ambiente, Madrid 2007, p.29.
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