1ª lectura: Hechos 13,46-49
«Sabed que nos
dedicamos a los gentiles»
Salmo: «Tú eres, Señor, el lote de mi heredad»
Evangelio: Marcos 16,15-20
«Id al mundo entero
y proclamad el evangelio»
En
aquel tiempo se apareció Jesús a los Once y les dijo: «Id al mundo entero y
proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice, se
salvará; el que se resista a creer, será condenado. A los que crean, les
acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas
nuevas, cogerán serpientes en sus manos, y si beben un veneno mortal, no les
hará daño. Impondrán las manos a los enfermos y quedarán sanos.» El Señor
Jesús, después de hablarles, ascendió al cielo y se sentó a la derecha de Dios.
Ellos fueron y proclamaron el Evangelio por todas partes, y el Señor actuaba
con ellos y confirmaba la palabra con los signos que los acompañaban.
Reflexión
San Juan de Ávila, llamado el
apóstol de Andalucía, padre y guía espiritual de Juan de Dios, nació en
Almodóvar del Campo (Ciudad Real), en 1499. Estudió filosofía y teología en la
Universidad de Alcalá y fue ordenado sacerdote. El Arzobispo de Sevilla,
valorando sus dotes y capacidades, lo convenció para que renunciara a su
intención de ir a las misiones de América y a dedicarse a la predicación y
dirección espiritual en España.
El Sermón predicado el día de san
Sebastián en la Ermita de los Mártires de Granada, provocó la conversión de san
Juan de Dios, que le pidió que fuera su director espiritual. Lo acompañó en la
búsqueda y realización de su vocación y fue su consejero y apoyo en la fundación
del hospital de Granada, cuna de la Orden #Hospitalaria.
Se conservan tres cartas dirigidas
a Juan de Dios para guiarlo en el camino de la perfección y en la práctica de
la caridad.
Murió en Montilla (Córdoba) el 10
de mayo de 1569. Lo beatificó León XIII en 1894 y Pablo VI lo canonizó en 1970.
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