Con la
solemnidad de Pentecostés termina el tiempo pascual con que hemos celebrado la
Resurrección de Jesucristo. Jesús nos deja en manos del Espíritu
Santo que nos ilumina, nos fortalece, nos cura las heridas del alma, nos
mantiene fuertes en le fe, en la esperanza y en el amor; es decir, si queremos,
nos ayuda a vivir como cristianos, a pesar de todas las dificultades.
Espíritu de
vida,
llena mi vida tan vacía
con la plenitud de tu amor.
Espíritu creador,
renueva mi corazón.
Espíritu de amor,
sácame de mis soledad y
llévame al encuentro del otro.
Espíritu del fuego,
abrasa mi vida con tus siete dones
(ciencia, consejo, entendimiento,
fortaleza,
Piedad, sabiduría y temor de Dios),
y con los doce frutos
(caridad, gozo, paz, paciencia,
mansedumbre, bondad, benignidad,
longanimidad,
fe, modestia, templanza y castidad).
Espíritu del Padre y del Hijo,
llévame a la comunión de Dios.
“Ven Espíritu Santo,
llena los corazones de tus fieles
y enciende en ellos la llama de tu amor.
Aleluya”
Aleluya”
Mucho ánimo y
feliz Pascua de Pentecostés!!!
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