Bienaventurado si al verme sucio y maloliente por la calle
te identificas con Cristo, compasivo y misericordioso.
Bienaventurado si me consideras, aunque sea loco de atar,
como un enfermo, sin más.
Bienaventurado cuando comprendas que mis pensamientos
son confusos y mi voluntad, a veces, se tambalea.
Bienaventurado, cuando corrigiendo al niño
no dices nunca: ¡que viene el loco!
Bienaventurado cuando haces lo indecible
para que yo salga del mutismo y aislamiento.
Bienaventurado cuando aceptas que para mí,
ciertos rituales son imprescindibles.
Bienaventurado cuando me calmas,
si mi comportamiento es agresivo.
Bienaventurado, tú, cuando me ayudes, aunque loco,
a vivir mi vida espiritual.
(autor desconocido)
No hay comentarios:
Publicar un comentario