Como cada año, en torno al sexto Domingo de Pascua, desde el área de psicogeriatría y cuidados somáticos, nos preparamos para celebrar un acontecimiento importante y emotivo, unos 310 residentes del Centro en el que trabajo reciben el Sacramento de la Santa Unción.
Nos podemos preguntar por qué en un Centro Hospitalario como este se realiza este tipo de celebraciones, pues la respuesta es que el sacramento de la Santa Unción da a los residentes enfermos o ancianos fuerza ante su enfermedad o momentos de dificultad, y les reconforta en su vida de fe.
Uno de los gestos más bonitos es la imposición de las manos, con este gesto la familia hospitalaria presente en la celebración, pide que el Espíritu Santo descienda al corazón de cada residente que va a recibir el Sacramento; y con el Óleo Santo, Cristo los tranquiliza, los fortalece y los sana con la fuerza de su Espíritu.
Es de agradecer la participación de todos los trabajadores, hermanos y capellanes que colaboran en la preparación de las celebraciones y que están pendientes de que todo salga estupendamente, cuidando hasta el más mínimo detalle; de los catequistas que con tanto cariño preparan y dan las catequesis de la Unción; de los voluntarios y de muchas familias, que no sólo acompañan a sus familiares, sino que además también se preparan para recibir ellos el Sacramento; y como para todos es un día de fiesta, de alegría y comunión eclesial, se termina con un buen aperitivo o comida, y sin olvidar un regalito como recordatorio de este día.
Norka C. Risso Espinoza
Nos podemos preguntar por qué en un Centro Hospitalario como este se realiza este tipo de celebraciones, pues la respuesta es que el sacramento de la Santa Unción da a los residentes enfermos o ancianos fuerza ante su enfermedad o momentos de dificultad, y les reconforta en su vida de fe.
Uno de los gestos más bonitos es la imposición de las manos, con este gesto la familia hospitalaria presente en la celebración, pide que el Espíritu Santo descienda al corazón de cada residente que va a recibir el Sacramento; y con el Óleo Santo, Cristo los tranquiliza, los fortalece y los sana con la fuerza de su Espíritu.
Es de agradecer la participación de todos los trabajadores, hermanos y capellanes que colaboran en la preparación de las celebraciones y que están pendientes de que todo salga estupendamente, cuidando hasta el más mínimo detalle; de los catequistas que con tanto cariño preparan y dan las catequesis de la Unción; de los voluntarios y de muchas familias, que no sólo acompañan a sus familiares, sino que además también se preparan para recibir ellos el Sacramento; y como para todos es un día de fiesta, de alegría y comunión eclesial, se termina con un buen aperitivo o comida, y sin olvidar un regalito como recordatorio de este día.
Norka C. Risso Espinoza
No hay comentarios:
Publicar un comentario